«Los niños del ‘fin del mundo’ recuerdan que el amor es la fuerza de la misión»

Escribe a Zenit el padre Ariel Silgueiro, desde Tierra del Fuego, Argentina

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TIERRA DEL FUEGO, domingo, 28 octubre 2007 (ZENIT.org).- «Los niños en el fin del mundo recuerdan que el amor es la fuerza de la misión», escribe para Zenit desde Tierra del Fuego el misionero Ariel D. Silgueiro, sacerdote diocesano.

El padre Ariel Silgueiro ejerce su ministerio sacerdotal en lo que él llama «el fin del mundo», Tierra del Fuego, en la Patagonia Argentina.

Río Grande, ubicada al norte de la isla grande de Tierra del Fuego, se puede considerar el corazón de la tierra ona, conocida como Onaisin, Karukinka o Yark-Harvin que significa «Mi Tierra».

En octubre de 1886, una expedición comandada por Julio Popper descubrió el Río Grande.

La instalación de la primera Misión Salesiana en 1893 es considerada como el primer antecedente de población no amerindia en la zona. Fué fundada por monseñor José Fagnano y en ella en la actualidad funciona una Escuela Agrotécnica.

Este misionero llegó a Argentina en 1875, en la primera expedición de salesianos enviados por Don Bosco, tenía 31 años.

Después de trabajar en San Nicolás de los Arrollos y en Patagones, fué designado administrador apostólico para la Patagonia meridional, Tierra del Fuego y Malvinas.

Llegó a Tierra del Fuego el 21 de Noviembre de 1886, desembarcó en la bahía de San Sebastián, recorrió la Tierra del Fuego hasta bahía Thetis, donde celebró la eucaristía el 13 de enero de 1887, bautizando a numerosa población autóctona.

Realizó numerosas exploraciones y fundó misiones para los pueblos alacalufes y onas por todo el territorio

Monseñor Fagnano es considerado como uno de los más aventureros e intrépidos misioneros salesianos. Los onas lo llamaban «el capitán bueno».

El infatigable misionero levantó iglesias y colegios en toda la zona de su Vicariato y tras una vida, llena de sacrificios y luchas para hacer el bien, enfermo viajó a Santiago de Chile donde expiró santamente el 18 de septiembre de 1916. Tenía 72 años. Sus restos descansan en la catedral de Punta Arenas.

El padre Silgueiro, actual fiel heredero de la tradición misionera de la Iglesia en «el fin del mundo» es delegado decanal de la Infancia y la Adolescencia Misionera en Tierra del Fuego y ha escrito a Zenit que «algo muy importante» ocurrió el 14 de octubre en Río Grande.

La infancia y adolescencia misionera de Río Grande organizó el VII Encuentro de Niños Fueguinos con el lema «El amor, la fuerza de la misión».

El encuentro, celebrado en el gimnasio del Colegio María Auxiliadora, tenía como finalidad «motivar a los niños a descubrir la llamada que Jesús nos hace de ser sus discípulos y misioneros», explica el misionero Silgueiro.

Participaron cerca de quinientas personas, la mayoría niños de las ciudades de Río Grande, Ushuaia y de La Tolhuin.

El VII de Niños Fueguinos fue declarado «de interés municipal» por el intendente de la ciudad de Río Grande.

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ZENIT Staff

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