Los obispos bolivianos buscan nuevo presidente

Se reúnen los obispos titulares para elegir al nuevo presidente

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COCHABAMBA, viernes 9 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Son dieciocho los obispos titulares que, reunidos desde este jueves día 8, pueden sustituir al cardenal Julio Terrazas, arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, en la gestión de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB). Los obispos están reunidos en la Casa de Retiros Cardenal Maurer, a cinco kilómetros de la ciudad de Cochamba donde escucharon el mensaje del Presidente del CEB por teleconferencia.

De acuerdo con las normas que rigen la Conferencia Episcopal Boliviana la votación es secreta y por escrito. Y como indican algunos obispos, previamente, los prelados se encomiendan al Espíritu Santo para que la elección sea bajo esa dirección.

El secretario general de la CEB Óscar Aparicio, aseguró que la Asamblea es un momento de discernimiento sobre la vida interna de la Iglesia y Bolivia y sobre la situación concreta del país.

En cuanto a las elecciones, el también obispo castrense aclaró que la elección no es sólo del presidente de la CEB, sino de la directiva, incluyendo el cargo que ocupa como secretario general, y de las distintas comisiones.

También explicó que la votación no es por razones coyunturales ni por la salud del cardenal, sino que es por el procedimiento habitual de elegir nueva directiva cada dos años.

Monseñor Aparicio añadió que los pastores episcopales reflexionarán «a la luz del Evangelio» sobre la situación social, política y económica del país para emitir un mensaje a la conclusión de la reunión.

Esta Asamblea también celebra los 50 años de trabajo de la CEB, la inauguración del Año de la Fe y el lanzamiento de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud.

Los obispos escucharon el mensaje del cardenal Terrazas en el que recuerca el camino recorrido «junto a nuestras hermanas Iglesias de América Latina y el Caribe. No nos hemos limitado a acatar el Concilio, sino que lo hemos releído y vivido a la luz de la realidad desconcertante de nuestro continente mayoritariamente cristiano y al mismo tiempo ostentando dependencias y grandes injusticias; hechos en escandalosa contradicción con el Evangelio».

«Nos sentimos orgullosos como Conferencia Episcopal Boliviana –añade- de haber sido parte activa en la manifestación del Reino de Dios, buscada con audacia misionera por las Conferencia Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que han animado el surgir de una Iglesia con rostro, iniciativas pastorales y pensamiento teológico propios para fortalecer el espíritu y la entrega en la labor evangelizadora».

«Sólo gracias a nuestra unidad –subraya–, la CEB ha podido ofrecer grandes servicios a todas nuestras jurisdicciones eclesiásticas, marcando el itinerario pastoral con líneas comunes de acción y brindando apoyo concreto con los servicios de las Áreas y Comisiones pastorales. Entre sus opciones destacadas ha sido el apoyo incondicional a nuestros presbíteros, a la vida consagrada y al despertar vocacional. De la misma manera ha urgido la participación de los laicos en la Iglesia y la sociedad, ha fomentado el surgimiento de las Comunidades Eclesiales de Base, ha reforzado la opción afectiva y efectiva por los jóvenes, por las familias y preferencialmente por los pobres».

«Nuestra Conferencia –afirma el purpurado- no ha estado al margen de la vida del país, caracterizado por un lado por graves problemas sociales, entre ellos la pobreza y manipulación de amplios sectores de la sociedad y por el otro por el arduo camino en la construcción de una democracia real, estable y madura».

Por ello, pide «actitudes de servicio clarividente y oportuno, ante nuevos hechos que atentan a la dignidad, a la libertad y a la vida misma de los bolivianos». Entre estos nuevos hechos, señala: una expansión del narcotráfico que corroe el espíritu de nuestro pueblo y hace estragos en nuestra juventud; se propala con facilidad que los hechos criminales se solucionan multiplicando cárceles o, lo que es peor, tratando de imputar crímenes a menores de edad, a quienes en cambio, se les debe educación para la libertad y responsabilidad y no forjar generaciones sometidas al temor; la Justicia en el país sigue mostrando formas y rostros de un pasado de manipulación y de amedrentamiento: es inhumano ver a personas respetables, ancianos, o enfermos, tratados como condenados sin haber sido siquiera juzgados. En todas las leyes es necesario privilegiar el principio fundamental de la presunción de inocencia de una persona.

En este escenario, afirma el cardenal arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, «urge orientar a todos en la búsqueda de una amnistía fruto de la justicia y un medio que dignifique a los privados de libertad».

«Sigamos promoviendo y defendiendo los valores humanos y cristianos –exhorta–, la dignidad humana sin discriminación alguna, la libertad, la justicia, la verdad, la solidaridad, la reconciliación y la paz. Sigamos firmes también en la promoción de la reconciliación, raíz profunda de la pacificación que tanto anhela nuestro pueblo. No podemos dejar de contribuir con obras e iniciativas de servicio a los sectores más vulnerables que nos rodean tanto en las ciudades como en el campo».

«Que María nuestra Madre –concluye–, nos asista en estos días de trabajo intenso para guiar a nuestra Iglesia peregrina en Bolivia».

Para acceder al mensaje completo del cardenal: http://www.iglesiaviva.net/35-noticias/relevantes/2456-saludo-del-cardenal-julio-terrazas-a-la-xciv-asamblea-de-obispos.html.

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ZENIT Staff

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