El sacerdote español Aníbal Gómez, de 67 años, fue encontrado muerto ayer alrededor de las 13 horas locales en la entrada de la casa del obispo emérito de la diócesis de Colón-Kuna Yala, monseñor Carlos María Ariz Bolea, CMF, quien no se encontraba en casa.
Según fuentes locales de Fides, se cree que el motivo del asesinato haya podido ser el robo, ya que el sacerdote tenía hematomas, había sido atado y murió debido a una gran herida.
El suceso ocurrió en la zona de Davis de Colón, una ciudad considerada especialmente violenta debido a la delincuencia rampante. El padre Gómez era el párroco de María Madre de Dios, parroquia que se encuentra en el barrio José Denominatore Bazán, antes Fort Davis.
Un sacerdote de la zona, el padre Teófilo Rodríguez, ha declarado a la prensa local: “Estamos preocupados por el nivel de violencia al que estamos llegando, vemos cómo fue golpeado hasta la muerte un hombre de Dios. Lo encontramos con numerosas heridas en el cuerpo y el rostro desfigurado por los golpes”.
Por su parte, el Arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, OSA, ha expresado también su gran pesar por la muerte del sacerdote y la preocupación por los actos de violencia: “Ocurrió a plena luz del día, creo que nos tiene que hacer reflexionar a todos y entre todos tenemos que colaborar para que cese esta violencia y estos asesinatos que están ocurriendo».
