Persiste el hambre en Níger para dos millones de personas, advierte Caritas

Lanza un llamamiento para proteger al país africano de esta carencia

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 enero 2006 (ZENIT.org).- «Cáritas internationalis» (CI) ha lanzado un llamamiento solicitando dos millones de dólares estadounidenses para llevar ayuda a quienes aún sufren la crisis alimentaria en Níger y para colaborar en la reconstrucción de los propios medios de producción de alimentos del país africano, a fin de que su población se mantenga al margen del azote del hambre.

Advierte el organismo católico de ayuda de que, si bien la cosecha más reciente (2005-2006) ha sido mejor que la de la estación anterior, mucha de la población aún sufre malnutrición grave.

«En la crisis de 2004-2005 más de tres millones de personas pasaron hambre. Actualmente, más de dos millones de personas siguen pasando hambre. La mayoría son mujeres y niños», denuncia en un comunicado difundo el martes.

Los fondos se necesitan principalmente para llevar ayuda alimentaria a unas 25 mil personas, de las cuales las más gravemente desnutridas, un 10%, recibirán alimento por distribución directa; el resto participará en un programa de «trabajo por alimentos».

Los que tengan capacidad para ello ayudarán a cavar pozos, a sembrar o trabajarán de otras formas orientadas a restablecer los propios medios de producción agrícola en cada comunidad, a cambio de alimento. Los beneficios se extenderán a sus familias, esto es, a unas 150 mil personas en total.

La economía de Níger, basada en las actividades agropecuarias, está sumamente expuesta a las fluctuaciones climáticas propias de toda la región del Sahel. El país vive una situación permanente de alerta alimentaria, originada por una pluviometría escasa que origina períodos de grandes sequías.

Durante la crisis de 2004-2005 –recuerda CI— los granjeros vendieron todo cuanto tenían, arados, semillas, ganado, para comprar comida. Se quedaron incluso sin las herramientas básicas de labranza necesarias para recuperar el suelo agrietado, y muchos se endeudaron tanto en ese período que la mayoría del beneficio de la cosecha vendida ahora va a parar a saldar la deuda. Lo que queda sólo puede cubrir dos o cuatro meses del año entero.

El área total susceptible de ser cultivada además ha disminuido, dado que los agricultores perdieron los medios para trabajar su tierra y ésta se descuidó. El programa «trabajo por alimento» se orientará a recuperar esas tierras de labranza. Para ello «Caritas» alentará métodos tradicionales para recoger el agua de lluvia y prevenir su pérdida.

El programa también buscará diversificar los recursos alimentarios además de desarrollar fuentes alternativas de ingresos, a fin de que la población de Níger no esté completamente expuesta a los caprichos de la naturaleza debido a la escasez de lluvias.

Alerta CI también de que la región ya está acostumbrada a la malnutrición crónica, especialmente cuando golpea anualmente el «período difícil»: el momento en que la cosecha del año anterior se ha agotado y la siguiente aún no está lista para su recolección.

El organismo católico de ayuda supervisará el establecimiento y gestión de bancos de alimentos en los pueblos, si bien éstos deberán ser esencialmente autónomos. «Ello ayudará a gestionar la disponibilidad de alimentos durante los períodos difíciles, además de mantener los precios estables en esos momentos», confía en el comunicado.

El programa incluirá la apertura de centros médicos y la formación de personal para atender a las personas desnutridas.

«Caritas Internationalis» (www.caritas.org) es una confederación de 162 organizaciones de asistencia, desarrollo y servicio social que trabaja en 200 países y territorios.

En Níger tan sólo el 0,18% de sus aproximadamente 11 millones de habitantes es católico. El 80% de la población es musulmana y el resto sigue las creencias tradicionales.

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ZENIT Staff

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