Presentado en el Parlamento de Sri Lanka el proyecto de ley anti-conversiones

La Iglesia advierte que podrían peligrar muchas actividades caritativas y misioneras

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COLOMBO, jueves, 10 junio 2004 (ZENIT.org).- Con sorpresa y preocupación ha acogido la Iglesia en Sri Lanka el hecho de que algunos monjes budistas –que en las elecciones generales del pasado abril formaron un partido político logrando nueve escaños en el Parlamento– hayan presentado oficialmente a la Asamblea legislativa del país una propuesta de ley «anti-conversiones».

El «Documento anti-conversines» prevé hasta 7 años de cárcel para quien lleve a cabo el delito de «conversiones no-éticas».

La publicación del texto en el Boletín Oficial del Parlamento de Sri Lanka ha sorprendido a los católicos –confirma «Fides»–, entre otras razones porque en los últimos días los obispos habían dado pasos, con encuentros y contactos personales, para explicar los motivos de la oposición de la Iglesia a una medida similar (Cf. Zenit, 25 de mayo de 2004).

Pero los nueve monjes budistas que están en el Parlamento –tras una opción de militancia política que ha fracturado el propio contexto budista– son expresión de sectores animados por un nacionalismo fundamentalista orientado a preservar la identidad budista del país, según informa Fides.

De ahí que el borrador de la norma presentada declare abiertamente la voluntad de defender el budismo como religión dominante en Sri Lanka y de querer contrarrestar las conversiones obtenidas con medios fraudulentos –persuasión a través del dinero, asistencia social o beneficios de cualquier género–.

«Los monjes budistas se han rebelado a algunas acciones de proselitismo llevadas a cabo por sectas protestantes –explicó a «Fides» una fuente de la Iglesia local–, pero pagará el precio, si esta ley se aprueba, igualmente la comunidad católica. Muchas actividades caritativas o misioneras podrían estar en serio peligro».

Los monjes budistas ya habían pedido al gobierno precedente que apoyara esta medida, pero recibieron una negativa. Por ello decidieron entrar en la política activa, creando disensión en gran parte del mundo budista, unido a una filosofía del despegamiento de las actividades mundanas.

El pasado enero, tras algunos estallidos de fundamentalismo budista que llegaron a la destrucción de algunas iglesias cristianas, los obispos católicos de Sri Lanka condenaron en un comunicado oficial el proselitismo, defendiendo la opción personal de conciencia de cada persona a poder cambiar de religión (Cf. Zenit, 23 de enero de 2004).

Advirtieron también que la ley anti-conversiones «no haría sino polarizar el sentido confesional la sociedad» y que «no resolvería el problema, sino que aumentaría el odio entre comunidades de religión distinta» .

La Iglesia pide en cambio la institución de una comisión conjunta, con representantes del gobierno y de las diferentes religiones, que afronte y resuelva la cuestión, caso por caso.

La Constitución de Sri Lanka reconoce al budismo una posición relevante, pero garantiza a los fieles de otras confesiones el derecho a practicar la propia fe libremente. En el país, de una población de casi 20 millones de habitantes el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiana (de ésta, el 6,7% es católica) y el 7% es musulmana.

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ZENIT Staff

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