«Relanzamiento» de la romana Vía Appia, primera de la peregrinación cristiana

Entrevista a monseñor Iacobone, de la Academia Pontificia «Cultorum Martyrum»

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ROMA, miércoles, 14 junio 2006 (ZENIT.org).- «El redescubrimiento de la peregrinación por las vías de los mártires es decisivo para redescubrir las raíces y reforzar la identidad cristiana», reconoce monseñor Pasquale Iacobone, «sacerdos» de la Academia Pontificia del Culto de los Mártires.

Fundada el 2 de febrero de 1879, esta Academia Pontificia tiene como objeto promover el culto de los santos mártires y profundizar en la historia exacta de los testigos de la fe y de los monumentos relacionados con ellos, desde los primeros siglos del cristianismo.

El lunes pasado, durante la celebración, en el Vaticano, de la Asamblea General de la Academia, Zenit tuvo oportunidad de entrevistar a monseñor Iacobone.

Aludió a un libro que acaba de publicar, «La Via Appia: regina viarum, via peregrinorum», en el que se «relata» la Vía Appia a través de muchos testimonios de los primeros siglos, como «primera vía de la peregrinación cristiana».

La publicación del volumen ha sido promovida por el Parque Regional de la Appia y por la propia Academia «Cultorum Martyrum».

«La Vía Appia –precisa monseñor Iacobone– es el lugar en el que, además de encontrarse las tumbas apostólicas del Vaticano y de la Vía Ostiense, se lleva a cabo físicamente la primera peregrinación cristiana».

«Justo en la Appia –añade– se condensan los primeros testimonios cristianos, no sólo monumentales, sino también literarios y epigráficos. Pensemos en los “graffiti” de San Sebastián, en los textos bellísimos de Paulino de Nola, de Prudencio o de los otros escritores antiguos que, desde el siglo V en adelante, nos hablan de estas peregrinaciones hechas anualmente el 29 de junio, con motivo de la memoria de los santos Pedro y Pablo».

La Vía Appia une Roma con el sur de Italia, y se convirtió muy pronto, para los cristianos, en la principal vía de conexión entre las dos ciudades que constituyen los polos esenciales de la historia cristiana: Jerusalén y Roma. A ellas se une la «Roma de Oriente», Constantinopla.

–¿Todo esto se ha perdido hoy?

–Monseñor Iacobone: Todo esto parece perdido pero creo que es muy recuperable, siguiendo los pasos de lo que se ha hecho con el camino de Santiago de Compostela, de lo que se está haciendo en la Vía Francigena, por la que justo estos días van caminando los jóvenes que llegarán a Roma el 29 de junio, para la fiesta de san Pedro y san Pablo. Estamos trabajando en un proyecto análogo que valore la Appia no sólo como itinerario arqueológico y turístico, sino sobre todo como vía de peregrinación para conectar nuevamente Jerusalén y Roma.

–¿Qué ha sido la peregrinación y qué podemos recuperar de aquella experiencia?

–Monseñor Iacobone: La peregrinación es un ir a las fuentes de la propia experiencia de fe y de vida. A Jerusalén, a los lugares de la Tierra Santa, a los lugares de la presencia histórica de Cristo; a los lugares de la primera comunidad cristiana en Roma, y de modo especial tras las huellas de Pedro y Pablo y de los primeros mártires.

Rehacer este camino significa actualizar lo que Juan Pablo II y Benedicto XVI nos están repitiendo, es decir, reencontrar las raíces vivas de Europa y por tanto de nuestra identidad de italianos, europeos, y sobre todo de cristianos.

Esta peregrinación a las raíces de la fe no está inspirada por un interés «arqueológico», ni mucho menos es o debería permanecer como un fenómeno para pocos apasionados, sino que es una experiencia viva, de contacto con la raíces que, a través de los signos, siguen hablándonos e interpelándonos.

Se trata de volver a reflexionar sobre las raíces mediante el contacto físico con los numerosos memoriales que no se encuentran sólo en el primer tramo de la Appia, a las puertas de Roma, sino a lo largo de toda la Appia, con tantos y lamentablemente tal vez olvidados santuarios martiriales, memoriales y monumentos que han marcado durante siglos el camino cristiano.

–¿De qué modo piensan relanzar la peregrinación cristiana?

–Moneñor Iacobone: Hay que volver a valorar y redescubrir todas aquellas memorias cristianas situadas a lo largo de la peregrinación, y para ello es necesario actuar a tres niveles de participación. A nivel religioso, es decir, las diócesis y las comunidades cristianas, que están llamadas a redescubrir sus raíces. A nivel académico, esto es, las universidades, que ya se ocupan de Arqueología, Historia del Arte, Literatura, etc. El tercer nivel se refiere al disfrute inmediato, la acogida, el turismo y todo lo demás conectado a la presencia del trazado de la Appia.

Al respecto es significativo que el domingo 18 de junio parta de Roma la primera peregrinación a pie a Tierra Santa. Hay una asociación de peregrinos, «Los peregrinos de la Francigena», que tras haber participado en la Santa Misa, hará la primera etapa recorriendo el primer tramo de la Appia hasta Capua. El año que viene hasta Brindisi, y el tercer año hasta Jerusalén.

–¿Cuál es el encuentro más importante que la Academia Pontificia «Cultorum Martyrum» celebra para recordar a los mártires?

–Monseñor Iacobone: Es indudablemente la celebración y la procesión eucarística dentro del Vaticano, que tiene lugar en la tarde del 30 de junio, fiesta de los protomártires romanos. Este año, la celebración será presidida por monseñor Angelo Comastri, y la procesión se organizará dentro del Vaticano, surcando los lugares donde los primeros mártires de Roma derramaron su sangre.

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ZENIT Staff

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