Santa Sede aplaude la nueva era de relaciones Iglesia-Estado en Francia

Declaraciones de monseñor Tauran, «ministro de Exteriores» vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO, 15 febrero 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede aplaude la nueva era de contactos que se inauguraron el pasado 12 de febrero entre la Iglesia católica y el Gobierno francés.

En una entrevista concedida a Radio Vaticano el «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, el arzobispo Jean-Louis Tauran, comenta con satisfacción el inicio de encuentros Iglesia católica-Estado que tendrán por objetivo afrontar cuestiones administrativas y jurídicas (Cf. Zenit, 12 de febrero de 2002).

En un país con una profunda tradición laicista, con un ejecutivo de centro-izquierda, la noticia ha sido calificada como «histórica» por expertos y medios de comunicación (incluida «Radio Vaticano».

Monseñor Tauran, secretario de la Santa sede para las Relaciones con los Estados, revela que en realidad esta nueva plataforma de diálogo comenzó a construirse desde 1992, a través de «contactos
confidenciales».

«Los responsables de la Iglesia en Francia advertían muchos problemas concretos que debían resolver, pero el gran problema era encontrar interlocutores de la estructura del Estado, de la administración francesa, capaces de tratar estos problemas y de proponer soluciones», aclara el prelado que también es de origen francés.

De este modo, comenta, se pensó en la creación una Comisión bilateral formada por representantes de la Iglesia y del Estado «para resolver los problemas cotidianos de la Iglesia, como por ejemplo el uso de las catedrales, las iglesias, el fisco, las capellanías en los hospitales y en las prisiones, el tiempo para la catequesis en el horario escolar, etc.».

Estas Comisiones mixtas prácticamente no tienen precedentes en el país desde inicios del siglo XX. Monseñor Tauran explica así su sentido: «se puede separar la Iglesia del Estado y quizá se debe, pero no se puede separar a la Iglesia de la sociedad porque el hombre es un «animal religioso»»

«Por tanto –sigue diciendo–, el Estado debe tener en cuenta esta dimensión del hombre con la trascendencia, con la divinidad, para hablar en términos muy generales».

Esta dimensión «explica la necesidad de una colaboración para que cada culto sea conocido y respetado en su propia identidad», añade.

Monseñor Tauran aclara al mismo tiempo que esta nueva era de relaciones no tiene nada que ver con la próxima campaña electoral presidencial (el 21 de abril los franceses votarán en la primera vuelta y el 5 de mayo en la segunda).

De hecho, la reunión entre los obispos y el primer ministro Lionel Jospin (encuentro que había recibido el apoyo del presidente Jacques Chirac) debería haber tenido lugar el 10 de enero. Sin embargo, por razones de calendario de unos y otros se atrasó. «Todos han asegurado que no había ninguna segunda intención electoral», aclara el prelado.

«Por el momento se ha puesto en marcha un diálogo estructurado –concluye monseñor Tauran– y diría que yo lo vería un poco como una modernización de las relaciones Iglesia-Estado en Francia, porque no se puede pretender que una ley que pronto cumplirá 100 años sea una ley perfecta, que no tenga necesidad de ningún retoque. ¡Sería un milagro!».

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ZENIT Staff

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