Un informe dirigido por el Jefe Oficial Medico, Liam Donaldson, demuestra que la práctica está extendida, y que el Hospital Alder Hey de Liverpool, centro de la última polémica, no es más que la punta del iceberg.

El caso más escandaloso ha sido el del patólogo holandés Dick Van Velzen, quien trabajó en ese hospital entre 1988 y 1996, quien con la connivencia de sus compañeros, almacenó «material humano» como 1.500 fetos, 13 partes de cabezas de menores de 11 años, 2.000 corazones y partes del cuerpo destinadas, aparentemente, a la investigación.

El ministro de Sanidad, Alan Milburn, ha pediro perdón a los padres y ha anunciado que pretende reformar la ley para conseguir un «consentimiento enterado» de los padres a la hora de extraer órganos de niños fallecidos.