CLEARWATER (FLORIDA), 18 feb 2001 (ZENIT.org).- La acción pastoral de la Iglesia desde Alaska hasta el sur de Chile ha dado pasos inesperados hace tan sólo unos años en su coordinación. Así lo demuestra la reunión de obispos procedentes de América Latina, Canadá y Estados Unidos que se celebró del 12 al 14 de febrero en Clearwater, Florida.
Es la tercera reunión de este tipo desde la publicación de la exhortación apostólica de Juan Pablo II, «Ecclesia in America», en la que el Papa hace un llamamiento al desarrollo de lazos más estrechos entre quienes habitan este continente en el nuevo milenio. Las dos anteriores se habían celebrado en La Habana (Cua) y en Vancouver (Canadá).
En este último encuentro, obispos representantes del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM», de la Conferencia Episcopal de Canadá (CCCB), y de la de Estados Unidos (NCCB) presentaron informes sobre la migración en el continente y en occidente en general. Los obispos prestaron atención especial a las causas, los efectos y las respuestas pastorales al fenómeno de la migración en el continente.
El tema de la globalización económica y sus efectos como factor de migración fue el tema central de los debates. Los obispos se unieron a la consigna de «globalizar la solidaridad», un término usado a menudo por el Papa, y en un comunicado final hicieron un llamamiento a realizar un mayor esfuerzo para asegurar que los derechos y responsabilidades humanos permanezcan siempre en el centro de la preocupación por el desarrollo económico, político y social.
Los obispos se comprometieron a buscar nuevos medios de cooperación pastoral para atender a quienes ejercen el derecho fundamental de emigrar. También afrontaron los temas de la migración indocumentada y la sangría de recursos humanos que las migraciones producen en los países de América Latina. Al mismo tiempo, hicieron un llamamiento en favor de una mayor cooperación en la promoción del desarrollo económico en el Sur del continente.
En relación con la reciente reunión entre el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, y el neopresidente de Estados Unidos, George W. Bush, así como el presidente de México, Vicente Fox, los obispos expresaron la esperanza de que estos líderes incluyan en sus conversaciones sobre cooperación internacional la necesidad de humanizar la globalización económica, tomando en cuenta más plenamente los desafíos de la migración.
La reunión continúa con el encuentro de Vancouver del año pasado, cuyo tema principal fue la deuda internacional. En aquella ocasión, los representantes de los obispos de todo el continente expresaron su satisfacción por el éxito de la mediación de la Iglesia en favor de la reducción de la deuda internacional.
Algo reconocido por el mismo Juan Pablo II en su última carta apostólica «Novo Millennio Ineunte», en la que afirma: «Me complace observar que recientemente los Parlamentos de muchos Estados acreedores han votado una reducción sustancial de la deuda bilateral que tienen los Países más pobres y endeudados… Más problemática ha resultado, sin embargo, la cuestión de la deuda multilateral, contraída por países pobres con los organismos financieros internacionales».