India: El terremoto une a los creyentes de diferentes religiones

La oración y la cooperación humanitaria rompen barreras invisibles

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NUEVA DELHI, 18 feb 2001 (ZENIT.org).- La tragedia del terremoto que sacudió el estado de Gujarat en la India ha servido para despertar la solidaridad y superar las barreras del fanatismo.

En este contexto, la arquidiócesis de Delhi organizó una oración interreligiosa en el centro comunitario de la catedral del Sagrado Corazón, el pasado 9 de febrero, como signo de solidaridad con las víctimas del terremoto de Gujarat (oeste de India) , informa la agencia de información católica india SAR. Al mismo tiempo, se lanzó una campaña de recogida de donativos en favor de las víctimas de la terrible tragedia, que ha dejado sin casa a un millón de personas y sin algunos de los puntos de referencia fundamentales (padres, casa, escuela) a dos millones de niños.

Las autoridades del Estado de Gujarat revisaron el 16 de febrero sus estimaciones del número de muertos en el seísmo del pasado 26 de enero, indicando que el balance definitivo es de unos 25.000 muertos, en lugar de los 30.000 anunciados anteriormente.

El padre de la congregación del Verbo Divino, Dominic Emmanuel, inició la oración haciendo una descripción del sufrimiento y miseria que ha causado esta desgracia, pero aludió también a los rayos de luz en medio de todo este dolor. Contó cómo hubo gente que le dijo que, a pesar de haber perdido sus propiedades e incluso a sus seres queridos, daban gracias por no haber perdido su fe en Dios. Algunos le dijeron que estaban seguros de que Dios estaba todavía a su lado y que no les había abandonado.

El padre Dominic expresó su sorpresa y admiración por el espíritu de amor y capacidad para compartir que se da entre los damnificados. Contó que cuando fue a distribuir alimentos a los habitantes de una aldea, que había sido totalmente devastada , la gente le dijo que no les diera todo lo que tenía y que guardara algo para darlo a los habitantes de otra aldea situada un poco más allá, que no habían comido desde hacía días. Este gesto le emocionó y le llenó de admiración por las personas a las que había ido a ayudar.

La oración comunitaria fue dirigida por el obispo de la Iglesia de India del Norte Karam Masih, y fue seguida por las oraciones de diversos representantes de las religiones más importantes en India. El arzobispo católico Vincent Concessao de Delhi concluyó el servicio de oración. El padre Ayres Fernandes dio las gracias a los asistentes y también a las personas que han donado sangre en favor de los heridos.

Por otra parte, desde Ahmedabad, SAR ha enviado un informe en el que constata cómo personas de diversas religiones están creciendo en gestos de fraternidad y solidaridad, ante las necesidades que ha producido el seísmo que ha destruido una de las zonas más florecientes de India.

«Hindúes, musulmanes, sijs y cristianos son hermanos», es la frase que más se repite en las calles de la principal ciudad de la región, Ahmedabad. Algo que se refleja en los grupos que han llegado de diversas partes del país: personas pertenecientes al servicio de ayuda musulmán de Ahmedabad e Hyderabad; grupos sijs procedentes del Punjab y de Delhi; equipos hindúes de varias partes del país y grupos de emergencia cristianos procedentes de fuera y del interior del país, están ayudando a la inmensa multitud afectada por el terremoto.

Unos cocinan y distribuyen comida, mientras que otros ponen en marcha campos de emergencia, de distribución de medicinas y de oferta de servicios básicos como agua, utensilios y mantas.

Ha sido un testimonio para todos, dice la agencia SAR, ver a estos voluntarios durmiendo en el suelo, sobre una lámina de plástico o una manta, y con una tienda sobre la cabeza. Los voluntarios y los damnificados estaban en la misma situación, algo muy diferente de lo que sucede en muchas otras situaciones de emergencia: «El hedor de la muerte y de los cadáveres quemados era terrible en algunas áreas. Pero la gente, tanto voluntarios como residentes, no se preocuparon por ello. Todo ellos trabajaron juntos en favor de su hermanos y hermanas menos favorecidos, rompiendo las barreras invisibles que los separaban», nos informan los corresponsales de SAR en la zona.

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ZENIT Staff

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