El 99% de los griegos favorable a la visita del Papa

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El pontífice celebra la primera misa católica televisada en el país

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ATENAS, 5 mayo 2001 (ZENIT.org).- La misa celebrada por Juan Pablo II en la mañana de este sábado en el Palacio de los Deportes del Centro Olímpico de Atenas fue la primera eucaristía católica transmitida por televisión en la historia de Grecia. Una nueva oportunidad en la que el pontífice insistió en la necesidad de promover la unidad y reconciliación entre los cristianos.

De hecho, todo el viaje del Papa –24 horas intensas e «históricas»– ha sido transmitido por la televisión de Estado y por las televisiones privadas.

La única misa celebrada por un pontífice en suelo griego en los últimos mil años se caracterizó por la presencia no sólo de los católicos griegos, sino también de católicos orientales, iraquíes (caldeos, que cantaron al inicio de la liturgia), así como polacos y filipinos, que han emigrado a estas tierras. Eran también numerosos los fieles ortodoxos presentes en incluso los protestantes.

Al ver a este espectáculo de unidad, Juan Pablo II, que celebró la eucaristía en latín y en griego, afirmó durante la homilía, pronunciada en francés: «Me alegro por la presencia en la Divina Liturgia de fieles de otras confesiones cristianas que testimonian de este modo su atención a la vida de la comunidad católica y su fraternidad común en Cristo».

La misa tenía lugar al aire libre, ante los iconos de Cristo y de la Virgen María, bajo el signo de la Cruz. El conjunto instrumental y el coro griego que acompañaron la misa dejaron brillar la estupenda tradición del Oriente cristiano.

Uno de los momentos más emocionantes tuvo lugar ya al final, cuando el Papa quiso agradecer al presidente de la República y al arzobispo ortodoxo de Atenas, Christodoulos, la invitación a Grecia. Traducía en griego al Papa el arzobispo católico de Atenas, monseñor Nikolaos Fóscolos. Al nombrar a Christodoulos se escuchó un aplauso particularmente significativo. Un gesto espontáneo que mostró cómo en 24 horas las complicadas relaciones entre católicos y ortodoxos en este país han tomado un giro inesperado.

Improvisando, el Papa añadió, dirigiéndose a todos los presentes: «Cristo y la Iglesia cuentan con vosotros, os bendigo con amor».

La primera misa católica televisada en Grecia culminó después con Juan Pablo II saludando a los enfermos y discapacitados, mientras los fieles católicos cantaban el himno nacional griego, reconociéndose así como ciudadanos de este país cuya religión de Estado es la Ortodoxia. No son más que el 0,6 por ciento de la población.

Los católicos y sus líderes (entre ellos, en primera lugar, monseñor Fóscolos), consideran que sufren «discriminación social» y se sienten como «ciudadanos de segunda categoría». No son considerados «griegos entre los griegos» por pertenecer a una «fe extranjera».

El «proselitismo» –concepto mal definido e interpretado de diferentes maneras según los jueces– es considerado como un delito. Algunas de estas leyes fueron emanadas por un antiguo régimen dictatorial. Las leyes de aquella época, anterior a la segunda guerra mundial, han sido abrogadas. Se mantienen, sin embargo, las leyes sobre la religión. Algunos católicos han presentado recurso ante la Corte de justicia europea y han ganado estas causas. Piden la aplicación del principio de «reciprocidad» para gozar de la misma libertad que tienen los ortodoxos en los países de mayoría católica.

Durante la visita del Papa a Grecia, los católicos orientales han sufrido a causa de la ausencia del cardenal Moussa Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, a quien los ortodoxos rechazan por ser «uniata» (es decir, cristiano oriental que ha regresado al seno de la Iglesia católica, es patriarca emérito de Antioquía de los Sirios). Tampoco pudo seguir los encuentros del Papa con los ortodoxos ninguno de los obispos católicos orientales. Ha sido el «sacrificio» que el pontífice ha aceptado a favor de la unidad.

Una encuesta del 4 de mayo por la tarde realizada en Grecia y transmitida por las televisiones concluía constatando que el 99% de la opinión pública del país era «favorable».

Ha traído una novedad sin precedentes: el compromiso de católicos y ortodoxos a favor de la justicia social, el servicio a los pobres y el avance en el diálogo ecuménico, firmado en la primera declaración de este tipo de la historia de Grecia.

El airbus de la compañía aérea Alitalia despegó del nuevo aeropuerto de Atenas-Spata en torno a las 10: 53 (hora de Roma) rumbo a Damasco (donde llegó en tornos a las 13:00), donde Juan Pablo II continúa su peregrinación tras las huellas de san Pablo.

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ZENIT Staff

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