En el mensaje dirigido en inglés al prelado de Marawi, el padre Edwin A. de la Peña, Juan Pablo II expresa gratitud a Dios por el devoto servicio misionero del padre Halley y confía en que «su memoria inspirará en quienes él ha servido una fidelidad a Cristo cada vez mayor y un compromiso más intenso por la causa de la paz».
El padre Rufs Halley estaba dirigiéndose a su convento, después de haber participado en un encuentro interreligioso, cuando fue agredido por hombres armados que pretendían secuestrarlo.La policía local refiere que los desconocidos golpearon al religioso en la cabeza y que falleció al instante. Vivía desde hace unos veinte años en Malabang, ciudad costera de mayoría musulmana, donde trabajaba en un parroquia y estaba comprometido en el diálogo interreligioso entre cristianos y musulmanes.