BARCELONA, 4 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Joaquín José Martínez, tras permanecer cinco años en el «corredor de la muerte» de una prisión de Florida hasta ser declarado inocente, consideró este martes que la unidad y la fe de los creyentes puede abolir la pena capital.

«Mi libertad llegó porque religiones, gobiernos y personas de todo el mundo se unieron», constató.

Ante un auditorio de unas quinientas personas, el «muerto que camina» explicó que «para luchar contra la pena de muerte lo primero es luchar juntos». «También hay que tener fe», añadió.

Martínez participó en una mesa redonda titulada «El tercer milenio sin pena de muerte», organizada por la comunidad de San Egidio, en el contexto del Encuentro Internacional Hombres y Religiones que se concluyó el martes en Barcelona.

De 29 años, Joaquín José Martínez, liberado el pasado 6 de junio, explicó que «lo que me dió fuerza» fueron las cartas y el apoyo recibido de personas de distintos países y religiones.