NUEVA YORK, 13 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Con su sayo y sandalias de franciscano, el padre Michael F. Judge, OFM, encontró la muerte mientras ofrecía los sacramentos a los heridos y moribundos del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.

Tras el atentado contra la primera de las Torres Gemelas, el padre Michael F. Judge llegó junto con uno de los primeros grupos del cuerpo de bomberos. Inmediatamente se puso a dar la absolución a los heridos y a consolarles durante aquellos minutos de pánico total. Poco después, la Torre se desplomaba, aplastando en su caída al franciscano.

El padre Judge, irlandés de 68 años de edad, era capellán del Cuerpo de Bomberos de Nueva York, y ya en el pasado había tenido que afrontar situaciones dramáticas.

Vivía en un monasterio cerca de la estación de Manhattan, pero dedicaba buena parte de su labor apostólica a atender a las víctimas de incendios y a enfermos en los hospitales de la metrópoli estadounidense. Había vivido en primer persona las tragedias de la ciudad en las últimas décadas.

Cuando los bomberos llegaban a la línea de fuego, Judge asistía a los familiares de las víctimas, que en alguna ocasión fueron los mismos bomberos, y celebraba sus funerales.

Era un gran amigo de Steven MacDonald, un policía urbano de la ciudad que quedó paralizado después de que un adolescente le disparar en 1986.

Cuando tuvo lugar el trágico accidente del vuelo TWA 800, en Long Island, el padre Judge estaba allí consolando a los desgarrados familiares de las víctimas y alentando la labor de los equipos de auxilio.

Según un comunicado de la Provincia franciscana del Santo Nombre en Nueva York, a la que pertenecía el fraile, «el padre Michael falleció haciendo lo que más amaba junto a la gente que más amaba: los necesitados».

«El cuerpo del padre Michael fue llevado a la Iglesia de San Pedro --explica el texto--, en la calle Barclay y depositado en el santuario junto a los cuerpos de sus compañeros también bomberos. Los detalles de su funeral serán dados a conocer próximamente».

El padre Judge pronunció los votos religiosos hace 46 años y fue ordenado sacerdote hace 40.