La Iglesia no es una agencia social, aclara el Papa

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Discurso a los obispos de Uruguay en visita «ad limina»

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo este jueves un llamamiento a superar la tentación «de reducir las comunidades cristianas a agencias sociales», al recibir en su visita quinquenal «ad limina apostolorum» a los obispos de Uruguay.

Después de haberse reunido personalmente con los diferentes obispos del país latinoamericano en esta semana, y de concelebrar con ellos la eucaristía en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, el Papa les invitó «proclamar sin temor alguno la verdad completa y auténtica» sobre Cristo, la Iglesia , y el mundo, «sin reduccionismos ni ambigüedades».

«No basta promover los llamados «valores del Reino», como son la paz, la justicia, la libertad, la fraternidad –explicó el Santo Padre–, sino que se debe proclamar que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres».

El 76.5 por ciento de los 3 millones 300 mil habitantes de Uruguay son católicos, según el Anaurio Estadístico de la Santa Sede. Es el, al mismo tiempo, el país de América Latina con la práctica religiosa más baja, a causa del histórico impacto que han tenido en la nación intelectuales de la Ilustración Francesa, en muchos casos anticlericales.

Según el pontífice, la evangelización, «constituye el primer servicio que la Iglesia puede prestar a cada hombre y a la humanidad entera en el mundo actual, el cual está conociendo grandes conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas».

En esta labor de evangelización, Juan Pablo II propuso cuatro campos decisivos: la Universidad, los medios de comunicación, la familia, y la opción preferencial por los pobres.

Universidad
Por lo que se refiere a la obra del anuncio del Evangelio en el mundo universitario, el Santo Padre felicitó a los obispos por la creación en Montevideo de la Facultad de Teología del Uruguay «Monseñor Mariano Soler», así del Centro Superior Teológico Pastoral y el Trienio de Teología para Laicos.

«La evangelización de la cultura nos exige –explicó–, que «todo lo bueno que hay sembrado en el corazón y en la inteligencia de los hombres, o en los ritos particulares, o en las culturas de estos pueblos, no sólo no se pierda, sino que mejore, se desarrolle y llegue a su perfección para gloria de Dios (…) y la felicidad del hombre».

Medios de comunicación
A continuación, constató que «en su acción evangelizadora, la Iglesia no puede prescindir de los medios de comunicación social para llegar a las personas de hoy, sobre todo los niños y los jóvenes, con lenguajes adecuados que transmitan fielmente el mensaje evangélico».

«Ésta es, pues, la audacia, a la vez humilde y serena, que inspira la presencia cristiana en el diálogo público de los medios de comunicación», aclaró.

Crisis del matrimonio
A continuación el Papa Wojtyla pasó constatar «cómo en el mundo contemporáneo existe un deterioro generalizado del sentido natural y religioso del matrimonio, con consecuencias preocupantes tanto en la esfera personal como pública».

Por eso, consideró que es «necesario hacer un discernimiento pastoral sobre las formas alternativas de unión que hoy afectan a la institución de la familia en el Uruguay, especialmente aquéllas que consideran como realidad familiar las simples uniones de hecho, desconociendo el auténtico concepto de amor conyugal.

«Toda ley que perjudique a la familia y atente contra su unidad e indisolubilidad –aclaró el obispo de Roma—-aclaró el obispo de Roma–, o bien otorgue validez legal a uniones entre personas, incluso del mismo sexo, que pretendan suplantar, con los mismos derechos, a la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, no es una ley conforme al designio divino».

Opción preferencial por los pobres
Ante los graves problemas de orden social, Juan Pablo II invitó a la Iglesia en Uruguay a continuar promoviendo «la cultura de la solidaridad, manteniendo la opción preferencial por los pobres con la práctica de un amor activo y concreto hacia cada ser humano, frente a toda tentación de indiferencia o inhibición».

«Éste es un ámbito que, sin ceder nunca a la tentación de reducir las comunidades cristianas a agencias sociales –aclaró– caracteriza de manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación pastoral».

Por eso aplaudió el que la Iglesia en el Uruguay, «a pesar de los limitados recursos materiales, esté en primera fila en la atención a las personas y familias que viven en condiciones muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana y en la lucha contra «las nuevas pobrezas»».

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ZENIT Staff

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