ROMA, 10 septiembre 2001 (ZENIT.org–Avvenire).- La congregación de los javerianos acaba de celebrar su capítulo general en México. Han subrayado la importancia de ser comunidades que viven para anunciar el Evangelio.
Estos misioneros cuentan hoy con 3 obispos, 694 sacerdotes, 51 hermanos laicos, y 131 estudiantes. Fueron fundados por el padre Guido María Conforti (1865 – 1931), beatificado por Juan Pablo II el 17 de marzo de 1996. En los últimos diez años, varios de estos religiosos han sido asesinados en África, en su obra de anuncio del Evangelio, o han sufrido dolorosos secuestros.
El padre Rino Benzoni, ha sido elegido superior general, tras seis años de consejero en Roma. Antes, vivió su misión siete años en la República Democrática del Congo. En esta entrevista revela los desafíos que ahora debe afrontar.
–¿Cual ha sido el tema principal del capítulo?
–Rino Benzoni: Nos hemos interrogado sobre nuestra misión, dentro de la más amplia misión de la Iglesia, para centrarnos en los aspectos fundamentales, que para nosotros se resumen en tres expresiones latinas: ad gentes, ad extra y ad vitam. Ad gentes expresa el compromiso total y exclusivo de nuestro instituto en el anuncio del evangelio a pueblos y realidades que no lo conocen. Ad extra significa que nuestra misión se realiza fuera de nuestro ambiente, cultura, Iglesia y país de origen. Ad vitam dice entrega de toda la vida a la misión, tanto en duración como en intensidad. Hasta el martirio, si hace falta.
–Los misioneros a menudo actúan en países en guerra. ¿En qué modo pueden conscientemente convertirse en agentes de paz?
–Rino Benzoni: El primer agente de paz es el Evangelio mismo, en la medida en que entra -también gracias al trabajo de los misioneros de toda la Iglesia– en el corazón de la gente. Nuestro primer servicio a la paz es el anuncio. Nuestra contribución más importante está luego en el hecho de compartir la vida de la gente víctima de la guerra. Sabemos que muchas veces la gente no escapa justamente porque siente que los misioneros se quedan con ellos, que están de su parte.
–¿Hay países en los que los javerianos ven el momento de ceder el paso a una Iglesia local ya madura?
–Rino Benzoni: Por el momento, allí donde estamos, no vemos países en los que se haya agotado nuestra tarea misionera. Pero nos interrogamos siempre sobre cómo estar presentes. Y donde la Iglesia local está tomando consistencia, estamos llamados a ir más lejos, por ejemplo dejando las misiones ya constituidas para desplazarnos a zonas menos evangelizadas.
–Hay un nuevo papel para los laicos?
–Rino Benzoni: El capítulo ha afrontado el tema del laicado misionero javeriano. Hemos desarrollado la idea de un laicado que, aún siendo justamente autónomo, encuentre en nosotros mayor apertura a la colaboración. Se trata de un desafío y de una oportunidad para la misión misma, además de para nuestro instituto.