ASTANA, 23 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Al concluir la oración del «Angelus», al final de la misa presidida en la mañana de este domingo en la plaza de la Madre Patria en Astana, Juan Pablo II hizo un apremiante llamamiento a favor de la paz en el mundo. Estas fueron las palabras del Papa.
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Desde esta ciudad de Kazajstán, país que es un ejemplo de armonía entre hombres y mujeres de diferentes orígenes y confesiones religiosas, deseo dirigir un sincero llamamiento a todos, cristianos y pertenecientes a otras religiones, a trabajar juntos para construir un mundo sin violencia, un mundo que ama la vida y que avanza en la justicia y en la solidaridad. No podemos permitir que lo que ha sucedido haga más profundas las divisiones. La religión no puede ser nunca fuente de conflicto.
Desde este lugar, invito tanto a los cristianos como a los musulmanes a elevar una inmensa oración al único y omnipotente Dios, del que todos nosotros somos hijos, para que pueda reinar en el mundo el gran don de la paz. Que todos los pueblos, apoyados por la divina sabiduría, puedan trabajar por doquier para construir una civilización del amor, en la que no haya lugar para el odio, la discriminación y la violencia.
De todo corazón, pido a Dios que mantenga al mundo en paz. Amén.
[Traducción del texto original en inglés realizada por Zenit]