La deuda externa se revela una carta diplomática contra el terrorismo

Exito de este tercer frente para abatir los «santuarios» de los violentos

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ROMA, 25 septiembre 2001 (ZENIT.org).- La guerra no es la del Golfo ni cualquiera otra conocida. Los manuales de estrategia se quedaron viejos el pasado 11 de septiembre. A la ofensiva diplomática y militar, está precediendo un frente insospechado: la deuda externa como arma para ganarse aliados estratégicos.

Ha dado ya buen resultado en el caso de India y Paquistán. Ayer, Estados Unidos decidió renegociar los 375,4 millones de dólares que le debe este último país, clave en la ofensiva contra el régimen de los talibán que albergan al terrorismo.

El ministro de Asuntos Exteriores británico Jack Straw, en visita en Irán, está a punto de pedir al presidente Mohamed Jatami «colaboración» para detectar al terrorista Imad Mughniyeh, sospechoso de estar implicado en los atentados contra Estados Unidos.

La perspectiva ha llevado a algunos países a apresurarse para expresar su solidaridad con Estados Unidos. Países con tanta importancia estratégica como Corea del Norte, con armamento nuclear, y Sudán, antiguo «santuario» de Osama Ben Laden y todavía refugio de algunas de sus bases económicas.

En las miras de esta nueva ofensiva diplomática para cerrar las bases de los terroristas están, en primer lugar, los países ya nombrados así como Libia y en general los estados norteafricanos. Parece ser, según fuentes diplomáticas consultadas por Zenit en Roma, que algunos países del tercer mundo se han puesto ya a la cola de este tipo de colaboración, a cambio de una renegociación o cancelación de la deuda.

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ZENIT Staff

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