EREVAN, 27 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II conoce la historia del martirio de Armenia desde que iba al colegio. No sólo porque la estudió en los libros de historia, sino sobre todo porque la conoció por boca de no de sus amigos de adolescencia.
Al encontrarse el martes pasado con el patriarca apostólico armenio Karekin II en su residencia, el pontífice espontáneamente habló de su compañero de clase en tiempos del bachillerato (preparatoria) «atento y sensible» cuya familia había tenido que huir de Armenia.
El Santo Padre no reveló su nombre, pero fu él sin duda quien le habló por primera vez del genocidio que sufrieron los armenios en 1915, añadiendo algún detalle de los sufrimientos padecidos por sus familiares.
La anécdota es, al mismo tiempo, un síntoma de la cordialidad que se ha creado entre el pontífice y el nuevo patriarca apostólico, que sucede a Karekin I, quien fue un gran amigo personal del Papa Wojtyla.