ROMA, 12 octubre 2001 (ZENIT.org–Avvenire).- Monseñor Anthony Theodore Lobo, obispo de Islamabad-Rawalpindi, no tiene dudas: «Esta no es una guerra de religión».
Según el prelado, que ha tenido que abandonar el Sínodo de los obispos para asistir a los cristianos de su país, que viven en estos momentos el miedo de venganzas de fundamentalistas islámicos, «ahora más que nunca hay que buscar el diálogo entre las religiones e ir a las causas de las injusticias que alimentan la violencia y el terrorismo».
–¿Cree que Paquistán corre el riesgo de una guerra civil?
–Monseñor Anthony T. Lobo: Según los generales, entre el 10 y el 15% de la población participa en las manifestaciones. Son números demasiado bajos para hablar de guerra civil. El Gobierno considera que los puede controlar.
–Es un Gobierno que, en el pasado, apoyó a los talibán. ¿Ahora ya no es así?
–Monseñor Anthony T. Lobo: Sí, fue el primer gobierno que apoyó a los talibán y el último que tiene relaciones diplomáticas con Afganistán, cuando ya los Emiratos Arabes Unidos y Arabia Saudita han retirado sus representaciones. Ha seguido apoyando a los talibán aunque Estados Unidos considera que los talibán y los terroristas de Osama Bin Laden son los responsables de los atentados del 11 de septiembre. El ejecutivo pidió, como la misma OTAN, que se aportaran las pruebas de esta culpabilidad. Ahora, Estados Unidos las ha mostrado y el Gobierno paquistaní ha reconocido por tanto el derecho a la autodefensa en caso de ataques terroristas.
–Estados Unidos y Gran Bretaña anuncian que pueden atacar a otros estados…
–Monseñor Anthony T. Lobo: Pero todo esto se puede evitar. Si estos países, que se presume que protegen a los terroristas, ponen fin a sus acciones, no hay necesidad de ataques militares. El objetivo es muy específico: los terroristas y sus redes.
–En Paquistán, 144.616.639 de habitantes, los católicos, distribuidos en seis diócesis, son algo más de un millón. Su diócesis de frontera cuenta con 120.000 fieles, 25 sacerdotes, 110 religiosos. ¿Ahora es todavía posible el diálogo interreligioso?
–Monseñor Anthony T. Lobo: En estas situaciones de crisis, lo primero que acaba en un segundo plano son los valores más altos. Sin embargo, un cierto tipo de Islam, la corriente mística del sufismo, es bastante cercana a la cristiandad y es posible hablar, iniciar un diálogo. Lamentablemente, ahora, otro tipo de retórica está predominando y estos valores acaban en un segundo plano. Por ello tenemos que perseverar en el diálogo interreligioso para hacer aflorar los valores que enriquecen a estas dos religiones. Y hay que trabajar también en la educación. Con 30 céntimos de dólar de cada cien dólares de la riqueza global, podríamos dar educación a todos los niños del mundo.
–¿Qué pueden pensar muchos desheredados del mundo oyendo el llamamiento de Osama Bin Laden a la guerra santa?
–Monseñor Anthony T. Lobo: Si se abandona a la gente a la ignorancia no puede tener un pensamiento crítico. Entonces, pueden creer cualquier cosa que se les diga. Por ello, el desafío es educar a la gente.
–¿Cuál es la situación de los prófugos?
–Monseñor Anthony T. Lobo: Hay unos dos millones de prófugos en Paquistán pero están llegando muchos más. Tanto la Caritas Internacional como las de las diócesis más próximas, como la mía, están proporcionando asistencia a los prófugos. Aunque no haya cristianos entre ellos, intervenimos en su ayuda porque son seres humanos. Es otra prueba de que no existe la guerra de religión.
–Pero el conflicto puede ampliarse. ¿Ve algún rayo de esperanza?
–Monseñor Anthony T. Lobo: Creo que la gente no quiere la guerra. La guerra sólo trae destrucción y luto. Sigo creyendo en la fuerza de la oración y en la capacidad de Dios de obtener el bien del mal.