Congreso sobre monseñor Romero pide despolitizar su figura

Entre los conferenciantes, Andrea Riccardi y el secretario del arzobispo

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ROMA, 28 octubre 2001 (ZENIT.org).- Del 26 al 27 de octubre, la ciudad italiana de Terni ha estudiado en un congreso la figura del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado mientras celebraba misa en San Salvador el 25 de marzo de 1980.

Los anglicanos lo han colocado en la fachada de la catedral de Westminster entre las diez personalidades religiosas más destacadas del siglo. Y Juan Pablo II quiso que su nombre fuera recordado en la celebración jubilar de los mártires del siglo XX, en el Coliseo.

La originalidad del encuentro ha estado precisamente en el análisis de la figura del prelado enmarcada en la dramática historia de El Salvador que tuvo que vivir.

«La historia de El Salvador y de su Iglesia –aclaró el historiador Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y autor del libro «El siglo de los mártires», en el que se recogen las investigaciones de la Comisión para los Nuevos Mártires del Jubileo- ha corrido el riesgo de ser sólo un telón de fondo de la figura de Romero, que ha atraído la atención general. Pero él es parte integrante de aquella historia».

El historiador analizó el debate sobre la teología de la liberación, estallado en los dos últimos decenios, pero iniciado al menos veinte años antes. En este marco, explicó que su episcopado se desarrolló «en una situación difícil, entre diversas tensiones políticas y en un marco eclesial polarizado».

Lamentablemente los libros que se han escrito sobre Romero, afirmó Riccardi, «son más bien obras militantes». En este sentido, explicó, hay una obra de excepción, de la de su secretario y
biógrafo, Jesús Delgado.

Delgado intervino también en el congreso con un análisis sobre formación y la cultura del arzobispo. «Romero se interesó poco en la teología como ciencia», dijo. Respiraba más bien el aire de la contemplación mística, con una atención especial a la literatura y a la poesía.

El historiador Roberto Morozzo della Rocca, concluyó que la figura de Romero no puede ser comprendida con las categorías de la política sino «del corazón, de la compasión, de la piedad».

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ZENIT Staff

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