ROMA, 1 febrero 2002 (ZENIT.org).- El feminismo secularizado suscita excelentes cuestiones pero no les da respuesta, asegura una de las promesas de la teología estadounidense, que apuesta más bien por el feminismo cristiano.
Pia de Solenni, 29 años, fue premiada con el Premio de las Academias Pontificias 2001 entregado por Juan Pablo II el pasado noviembre por la defensa de su tesis doctoral en la Universidad de la Santa Cruz de Roma.
La tesis es un análisis de las teorías feministas a la luz de la filosofía de santo Tomás de Aquino. De Solenni, graduada en el College Thomas Aquinas en su nativa California, explicó sus ideas a Zenit.
–¿Podría explicarnos lo que significa el «feminismo» a la luz de sus estudios sobre santo Tomás de Aquino?
–Pia de Solenni: La mujer es creada a imagen de Dios. Como el hombre, es creada con el fin de conocer, en último término, de conocer a Dios. El verdadero feminismo, por lo tanto, respeta la identidad esencial de la mujer como imagen de Dios. Ahora bien, un verdadero feminismo comprende que hay diferencias constructivas y complementarias. A consecuencia de muchas teorías feministas, la mujer empieza a ser considerada como un individuo autónomo, un individuo sin relaciones con los demás. Pero vemos que en cada aspecto de la vida, tanto hombres como mujeres, nos necesitamos mutuamente. Nuestra felicidad está íntimamente relacionada con nuestras relaciones con los demás, pues nosotros llegamos conocernos a nosotros mismos y a los demás, incluyendo a Dios, a través de estas relaciones. La tradición cristiana nos ha mostrado que la vocación femenina se vive de incontables maneras, sólo hay que ver las mujeres santas. Usted no puede encerrar a una mujer y decirle: «haz esto o lo otro». El verdadero feminismo se interesa más en cómo una mujer se realiza en un trabajo que respeta su dignidad. Dondequiera que esté, actúa como mujer, no como una criatura sin género. Lo mismo sucede con el hombre.
–¿Podría describir las diversas interpretaciones feministas y distinguir cuáles son aceptables desde una perspectiva cristiana?
–Pia de Solenni: El feminismo puede ser categorizado de muy diversas maneras. Pienso que es más fácil analizarlo en grupos generales basados en cómo se relacionan el hombre y la mujer. En cada uno de estos grupos, es fácil encontrarse con gente que no está de acuerdo con esos puntos de vista, pero su comprensión esencial del hombre y la mujer es la misma.
Esta división presenta cuatro categorías básicas. La primera, es el feminismo de la igualdad. Este feminismo mantiene que la mujer y el hombre son absolutamente iguales y exactamente los mismos. Las diferencias están condicionadas por factores externos. Esta tradición puede encontrarse en Platón, que consideraba el cuerpo como simple contenedor del alma sin género. Es también la tradición que se encuentra en el feminismo del siglo XVIII iniciado por Mary Wollstonecraft. John Stuart Mill y Harriet Taylor desarrollaron este pensamiento en el siglo XIX. Es también fuertemente sostenido en los siglos XX y XXI, especialmente en las teorías de la androginia.
Después del feminismo de la igualdad, despunta el feminismo de la diferencia. Dentro del feminismo de la diferencia hay dos tendencias influyentes: polaridad y complementariedad. La polaridad afirma que un sexo es superior al otro. Esta tendencia incluye pensadores como Mary Daly, Carol Gilligan e incluso Aristóteles. La complementariedad mantiene que hombre y mujer son diferentes pero iguales. Juan Pablo II ha desarrollado particularmente este pensamiento.
El feminismo antiesencialista surgió del existencialismo de mediados del siglo XIX y la creciente sensibilidad/conciencia de las diferencias entre hombre y mujer. Es similar al feminismo de la igualdad pero lleva sus reivindicaciones mucho más allá. Desde este punto de vista, las mujeres son entendidas como limitadas a causa de la imposición de la sociedad de papeles típicamente femeninos. Considera se les niega la libertad de vivir su propia existencia y crear su propia esencia. Buscan una existencia libre de imposiciones de los demás, especialmente las de una sociedad dominada por hombres.
El feminismo deconstructivista se basa en tres agrupamientos de tradiciones feministas. Al mismo tiempo que dicen, como los antiesencialistas, que la esencia es algo creado por la experiencia en el contexto de una comunidad, los deconstructvistas mantienen que lo que se ve como verdad y algo absoluto es, de hecho, relativo a la persona. Muchos feministas postmodernos son deconstructivistas.
Como cristianos, reconocemos la igualdad inherente a los seres humanos, ya sean hombre y mujer. Las diferencias son constructivas, aunque no las comprendemos. Hay que recordar que las diferencias existen antes del pecado original. Las tensiones que surgen de ellas, sin embargo, se deben al pecado original.
¿Por qué habría que optar por un sistema de pensamiento que empobrece la dignidad de la mujer (y el hombre), creada a imagen de Dios?
–¿Qué dice santo Tomás sobre la igual dignidad entre el hombre y la mujer?
–Pia de Solenni: Santo Tomás de Aquino afirma algo obvio: que hombres y mujeres han sido creados a imagen de Dios. A menudo, ha sido representado como un misógino que afirma que la mujer es un hombre inconcluso. Lo dice en algunos lugares, pero exponiendo objeciones, lo que significa que no es su punto de vista. Ilustra la posición del objetor.
Santo Tomás también afirma la fundamental igualdad de hombres y mujeres cuando discute la relación entre marido y mujer. Empieza con la creación de la mujer. ¿Por qué fue creada de su costado? Responde que no fue creada de su cabeza para dominarlo, ni de su pie para estar debajo de él, sino del costado para dominar con él.
Comprende que el liderazgo del marido es un orden económico que es impuesto al orden creado para el bien de todos los individuos participantes. La sujeción servil, en cambio, existe sólo para el bien de quien manda. Pienso que podemos comprender mejor el concepto de sujeción económica o civil si salimos del ejemplo del matrimonio y miramos a las sociedades democráticas o incluso a los equipos deportivos. Usted elige un líder para el bien de todos los miembros pero el líder no es necesariamente el más inteligente o el más virtuoso.
–Dado el fracaso del feminismo secularizado –aborto, familias rotas, etc.–, ve usted algunos signos de apertura a una comprensión cristiana del feminismo?
–Pia de Solenni: No cabe duda. Especialmente en Estados Unidos, donde una gran parte de jóvenes de mi generación –la generación X–, han vivido en medio de un feminismo secularizado.
Un buen número de cuestiones excelentes han sido suscitadas por las feministas pero muchas de sus teorías no les dan una adecuada respuesta. Responden a cuestiones específicas sobre el papel específico de la mujer, por ejemplo, como amante, trabajadora, progenitora, mujer; pero tienen todavía que ofrecer una visión integral de la mujer. Es una criatura racional hecha a imagen de Dios. Cualquier cosa que haga en su vida tiene que ser comprendida en este contexto si quiere ser feliz.
Los estudios indican que un número creciente de mujeres jóvenes están eligiendo la familia y la casa como una carrera. Esto es especialmente impactante cuando te paras a pensar que han sido preparadas para una carrera durante toda su vida. Pero, por lo que hemos visto, vuelven a los papeles tradicionales.
Muchos hombres tampoco se sienten felices con los resultados del feminismo secularizado; por tanto es tiempo de ofrecer un feminismo más sustancial. Pero pienso que tenemos que tener cuidado de no volver atrás. Algunas cosas podrían haber sido mejores pero hay temas importantes logrados por las feministas. Venimos de una tradición increíble y la fe nos puede prop
orcionar respuestas sustanciales si tenemos la voluntad de trabajar en ello.
–Una cuestión especulativa: Con el aumento del Islam en Occidente, ¿podría tener influencia el feminismo cristiano entre las mujeres musulmanas? ¿Podría tener una influencia en la evangelización en general?
–Pia de Solenni: El feminismo cristiano ofrece una compresión y una apreciación de las diferencias más sanas que el Islam. Las mujeres musulmanas en todo el mundo se están interesando. Nuestra aproximación constructiva y creativa hará mucho más por las mujeres musulmanas, y por todas las mujeres, que algunas autodenominadas iniciativas en favor de las mujeres que incluyen la «salud reproductiva» (incluido el derecho al aborto).
Estas iniciativas comunican a las mujeres que parte de ellas, es decir su fertilidad –y vulnerabilidad– no es aceptable. Para ser felices deben negarla. Muchas mujeres no desean esto. Lo hacen sólo porque sienten que no tienen elección. Tenemos que ser muy cuidadosos sobre cómo comunicamos nuestro mensaje.
Nuestro mensaje no dice lo que no puedes hacer: no contraceptivos, no aborto, etc. Presenta más bien lo que puedes hacer. Por esto es tan efectivo el otro «lado». Necesitamos reformular nuestro mensaje y llevarlo fuera, a cada medio, incluyendo nuestras vidas personales.
Los mismo se aplica a la evangelización en general. La fe no trata de lo que no puedes hacer. Anuncia de lo que puedes hacer. Trata de cómo hacer que cada uno de nosotros sea verdaderamente libre.