Que ninguna mujer en dificultad sea abandonada, pide el Papa

Encuentro con los miembros del movimiento «Entre nosotros»

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 marzo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II lanzó este 8 de marzo, día de la mujer, un llamamiento para que ninguna mujer en situación de dificultad social quede abandonada a su suerte.

La exhortación del Santo Padre tuvo lugar al encontrarse con miembros del movimiento «Entre Nosotros», que desde hace cincuenta años está comprometido en la asistencia de las empleadas de casa, así como de marginados de otras categorías sociales.

El obispo de Roma aprovechó esa celebración para manifestar su «cercanía espiritual a las mujeres en dificultad, deseando que a su lado siempre haya personas dispuestas a darles apoyo para que puedan realizar plenamente sus legítimas aspiraciones».

El movimiento «Tra Noi» surgió cuando el padre Sebastiano Plutino, religioso de la Pequeña Obra de la Divina Providencia (Don Orione), reunió a mujeres que trabajaban como empleadas de casa para que salieran en ayuda a otras mujeres de su misma profesión, así como a otras personas víctimas de la marginación.

La iniciativa se ha extendido por toda Italia y por otros países, en particular por Brasil.

Juan Pablo II recordó que hoy día «categorías sociales, antiguas y nuevas, a riesgo o marginadas, esperan vuestro servicio».

Entre los más necesitados, mencionó a «los inmigrantes, los ancianos en dificultad, y los jóvenes en busca de sólidos puntos de referencia».

«Difundiendo la «espiritualidad de la acogida» podéis ser artífices de una auténtica fraternidad universal, en la que todo ser humano se sienta acogido sin distinción de clase social, religión, cultura o nacionalidad», dijo a los participantes en la audiencia privada.

Para lograr este objetivo, concluyó, «es necesario en primer lugar mantener vivo e intensificar el contacto diario con Dios en la asidua escucha de su palabra, con la oración y con una intensa vida sacramental».

«Sólo hombres y mujeres de oración pueden ser artífices de una incisiva acción social y apostólica. Que en el centro de todo esté la Eucaristía, manantial inagotable de comunión y compromiso misionero», aclaró.

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ZENIT Staff

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