CIUDAD DEL VATICANO, 13 marzo 2002 (ZENIT.org).- El rabino Michael Melchior, viceministro de Asuntos Exteriores de Israel, y líder del partido religioso Meimad, se encontró este miércoles con Juan Pablo II para pedirle el apoyo del Vaticano en la pacificación de Oriente Medio.
El exponente israelí en esta entrevista concedida al canal de televisión católico italiano «Telepace» explicó las razones de su visita a Roma.
–Israel parece que otorga un papel clave a la Santa Sede en el diálogo interreligioso, pero se lo niega a nivel político y diplomático…
–Michael Melchior: Sin duda necesitamos el apoyo del Vaticano. Por esto he venido a Roma: para encontrarme con el Papa y con mis interlocutores palestinos. Los políticos no serán los únicos que creen el futuro. Sin la apertura de corazones, los políticos, aunque tengan buena voluntad –y no siempre la tienen– no pueden tener éxito. Cada vez hemos visto cómo el proceso de paz nos ha estallado en la cara, incluso cuando poníamos buena voluntad. Es necesario lanzar un proceso de legitimación de la paz. Creemos que el mundo católico, y el Papa como jefe del mundo católico, nos pueden dar un fuerte apoyo en ambos frentes.
–El proceso de paz de Oriente Medio es la historia de oportunidades perdidas. ¿«Perderá» Israel la oportunidad que le ha presentado el plan de paz de Arabia Saudí como perdieron los palestinos la oferta que hizo Ehud Barak?
–Michael Melchior: Formé parte de la delegación en Camp David: las propuestas de Barak habrían dado a los palestinos la dignidad, la paz, y el futuro que se merecen. Mientras ellos no tengan fronteras, tampoco nosotros tendremos fronteras. Mientras no tengan paz, tampoco nosotros tendremos paz. Por ello, miramos con favor a toda iniciativa, incluida la saudí.
Tenemos que comprender todavía de qué se trata exactamente. Hemos escuchado hablar de «proyecto de paz», pero sólo se trataba de una entrevista al «New York Times». Ahora bien, no por ello queremos disminuir su alcance. Creo que la idea es constructiva y tenemos que profundizar en ella. Quizá no es más que una táctica, pero tenemos que escuchar y ver qué puede salir de ahí. La opinión general en Israel es que es muy interesante.
Naturalmente las condiciones de paz no pueden establecerse unilateralmente: tienen que ser el resultado de negociaciones. Pero hemos estado y estamos dispuestos a llegar a compromisos radicales para alcanzar una auténtica normalización de las relaciones. Esta es la auténtica buena noticia que viene de Arabia Saudí: por primera vez escuchamos que el más conservador de los regímenes árabes está dispuesto a tener relaciones con nosotros… Sólo el hecho de hablar de «normalización» es ya positivo.
Aprovecharemos toda fisura, toda apertura del muro de odio contra nosotros, para salir del baño de sangre en el que nadie gana nada. Y creo que ya conocemos más o menos los resultados. No tiene ningún sentido el que se sigan perdiendo vidas humanas. Nuestro compromiso, y por este motivo he venido a Roma, es el de hacer algo para romper el muro del odio.