Ante el precipicio, África presenta nuevos proyectos

Al continente quiere abrir una batalla en todos los frentes

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DURBAN, 7 septiembre 2002 (ZENIT.org).-A inicios de julio, 53 líderes de países africanos se reunieron en Durban para inaugurar una nueva organización continental, la Unión Africana. Con este acto se ponía fin a la Organización de la Unidad Africana, tras 39 años de actividad.

La “Declaración de Durban”, publicada el 10 de julio al finalizar la reunión, presenta una serie de metas para los países africanos, que van desde la promoción del gobierno democrático basado en elecciones justas, hasta la superación de la pobreza, la promoción de la paz y los derechos humanos y la protección del medio ambiente.

La Unión Africana tendrá también una gama más amplia de funciones con respecto a su predecesora, explicaba el 10 de julio el Financial Times. Los planes requieren una serie de instituciones tales como un parlamento panafricano, un tribunal de justicia, un banco africano e incluso una única moneda en un determinado momento.

Los líderes africanos de la cumbre también consideraron la idea de una revisión en parejas, con naciones supervisándose una a otra para asegurar un gobierno responsables, informó Associated Press el 10 de julio. Sin embargo, el presidente sudafricano Thabo Mbeki, el primer presidente de la Unión, explicaba que aquellos que violen los principios de la unión no deberían ser necesariamente despedido sino invitados a mejorar por sus vecinos más progresistas.

“Comenzamos un nuevo capítulo en la historia de nuestro continente”, afirmaba Mbeki. “Nuestro pueblo espera los cambios que estamos acometiendo y el resto del mundo aguarda con esperanza vernos hacer las cosas que esperamos hacer”.

Establecer estas nuevas instituciones no será fácil, advertía Amara Essy, secretaria general saliente de la Organización para la Unidad Africana y jefe interina de la Comisión de la Unión Africana. En una entrevista con allAfrica.com el 23 de julio, Essy observaba que la vieja estructura OUA de cuatro órganos será reemplazada por no menos de 17 instituciones separadas. Hasta ahora, no hay acuerdo sobre cómo se financiarán estas estructuras.

Las instituciones también necesitan sedes. Los cuarteles permanecerán en la antigua sede de la OUA en Addis Abeba, Etiopía, pero las 17 instituciones, según Essy, pueden establecerse “a lo largo de toda África”. Hasta ahora, Kenya y Togo se han presentado para ser sedes del Banco de Inversiones. Sudáfrica, Namibia y Botswana también han presentado su candidatura para algunas instituciones.

Progreso y problemas
El 9 de julio, el New York Times observaba los progresos que han hecho los países africanos en el establecimiento de regímenes democráticos. Durante la pasada década, 42 de los 48 países del África subsahariana han tenido elecciones multipartidistas. A principios de los 80, sólo cuatro países habían tenido tales elecciones.

En su discurso de apertura, el presidente Mbeki apuntaba los recientes éxitos en la resolución de amargos conflictos en lugares como las Islas Comores, Sierra Leona y Lesotho, como signos del progreso del continente.

Sin embargo, observaba el New York Times, Mbeki compartió la jornada con el coronel Moammar Gadhafi, el líder libio, que todavía no ha celebrado elecciones en los 32 años de su reinado. Además, la reunión no llevó a cabo discusión alguna sobre Zimbabwe, Eritrea o Swazilandia, donde se han detenido y amenazado en los últimos meses a periodistas, críticos con el gobierno y líderes de partidos de la oposición

El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, advertía en la reunión que el resto del mundo “nos respetará incluso más cuando nos vean resolver los conflictos que actualmente desfiguran nuestro continente”, informaba el Times de Londres el 9 de julio.

No parece que se tome ninguna resolución de esta clase con respecto a Zimbabwe. Según el London Telegraph del 12 de julio, el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, está denegando la ayuda alimentaria para los niños que mueren de hambre y viven en las áreas reconocidas como opositoras a su mandato. La Comisión Católica Justicia y Paz había obstaculizada en su intento de ofrecer alimentos a los niños mal nutridos de Binga, Matabeleland, durante más de un mes, según el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Colin Furst.

El Telegraph acusaba al régimen de Mugabe de conducir a Zimbabwe al borde del hambre, en gran parte debido a su política de arrebatar las granjas comerciales a los propietarios blancos. Estas granjas producían bastante alimento para el país como para convertirlo en un exportador de alimentos. El sur de la frontera de Zimbabwe, donde se registró la misma sequía durante este verano, las granjas comerciales sudafricanas han tenido un buen año, produciendo un gran excedente de alimentos.

A últimos de julio, la Unión Europea ha ampliado las sanciones contra algunos funcionarios de Zimbabwe, añadiendo 52 nombres más a la lista de 20 a los que les está prohibido viajar por la Unión Europea. El gobierno de Zimbabwe ha condenado las sanciones y ha asegurado que el movimiento no dejará de desposeer a los propietarios blancos de sus granjas, informó Reuters el 24 de julio.

Sin embargo, a finales de julio, se han visto progresos positivos en el largo conflicto entre Congo y Rwanda, informaba Associated Press el 23 de julio. Un día antes, los dos países anunciaron un acuerdo de paz que promete ayudar a resolver los cuatro años de guerra entre ellos que, según estimaciones, ha costado más de 2.5 millones de muertes por luchas, enfermedades y hambre.

El acuerdo cubre detalles sobre cómo hacer operante el tratado de paz firmado hace dos años. El tratado pide a Rwanda que retire sus tropas para que una fuerza internacional asegure la frontera con el Congo.

Pero Peter Swarbrick, jefe del programa de desarme de la misión de Naciones Unidas en el Congo, afirmó que la comunidad internacional todavía no ha proporcionado los 1.500 hombres adicionales que son necesarios para esta fuerza, y el Consejo de Seguridad no se ha comprometido a una misión de salvaguarda de la paz a gran escala.

Dificultades económicas
La Unión Africana aparece en un momento en el que las noticias económicas son buenas. En el 2001 la economía africana creció un 4,3%, comparado con el 3,5% del año anterior, informaba el 16 de julio Associated Press, citando el informe anual de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas.

La comisión, sin embargo, advertía de que la situación económica variará ampliamente en zonas de África, con la economía de Guinea Ecuatorial creciendo el 65% mientras que la economía de Zimbabwe se contrae un 7,5%. Incluso así, el número de países africanos con un crecimiento económico que supera el 3% saltó de 26, en el año 2000, a 37 en el 2001.

En la reunión del Grupo de los Ocho que tuvo lugar en junio en Canadá, se aprobó una ayuda extra para África. Pero las agencias criticaron lo modesto de las cantidades, informaba el 28 de junio el diario británico The Guardian. “Las esperanzas de una nueva relación de ayuda entre los países más ricos y África se han visto decepcionadas”, se lamentaba Henry Northover de CAFOD, una agencia católica de desarrollo. CAFOD afirmaba que el plan estaba vacío y no ofrecía ninguna línea de acción o programa, afirmaba el periódico.

La mitad de los 12.000 millones de dólares anuales ya prometidos por parte de los países ricos se destinará a África, mientras que el fondo para pagar las deudas de los países más empobrecidos se aumentará en 1.000 millones de dólares. Esto está lejos de la cantidad, de entre 40.000 y 60.000 millones de dólares al año, que el Banco Mundial estima necesarios para lograr las metas de desarrollo de Naciones Unidas para el continente.

La epidemia de Sida complica el panorama económico. El Sida afecta actualmente a 28.5 millones de person
as en el África subsahariana, informaba el 8 de julio el Times de Londres. Un estudio de la Oficina del Censo de Estados Unidos, presentado en la reciente Conferencia Internacional sobre el Sida en España, mostraba que la esperanza de vida en gran parte del África subsahariana caerá pronto hasta niveles no vistos desde el siglo XIX.

En el plazo de ocho años, no se espera que la población de 11 países del África subsahariana supere los 30 años de vida. La esperanza de vida en Botswana, la nación más afectada, estará en 26 años y 9 meses. El continente, que ha sufrido guerra y pobreza, ahora corre también contra el reloj.

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ZENIT Staff

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