MILÁN, 11 octubre 2002 (ZENIT.org).- ¿Cómo es la vida de los católicos en Irak? A esta pregunta responde en esta entrevista concedida a Zenit Camille Eid, libanés, experto en temas en Oriente Medio y reconocido articulista del diario «Avvenire».
Eid intervino este jueves en un debate sobre «Horizontes de guerra en Irak: ¿prevenir es mejor que curar?», organizado por la Universidad Politécnica de Milán (Italia). La entrevista tiene lugar poco después de que el periodista pasara un jornada con el obispo de rito latino de Bagdad, monseñor Jean-Benjamin Sleiman.
–¿Hay libertad religiosa en Irak?
–Camille Eid: El cristiano que debe ir a misa es libre de hacerlo, es libre de construir iglesias. Ahora bien, las escuelas cristianas, las católicas especialmente, porque la Iglesia Caldea –católica– es mayoritaria entre los cristianos de Irak, han sido nacionalizadas hace algún decenio. Hay una libertad relativa. Comparados con los países del Golfo, Irak está a la vanguardia. Si se confronta con la vida aquí en Italia, obviamente hace falta mucho para llegar a una verdadera libertad.
–¿Cómo viven esta realidad los católicos?
–Camille Eid: Lo que atormenta a la Iglesia en este momento es la cuestión del éxodo de los cristianos. Más de la mitad de la Iglesia asiria, que no es católica, está en Detroit. Y muchos caldeos han dejado en los últimos diez años el país. Muchos de ellos han pasado primero por Jordania, y de ahí se han ido después a Australia, Canadá y a otros países.
–¿Se parece a la tragedia de los cristianos en Tierra Santa?
–Camille Eid: Ciertamente, al igual que les ha sucedido a los cristianos palestinos, libaneses, en todos los países de Oriente Medio, el cristianismo ha sido destruido. En Irak se conservaba todavía un cristianismo milenario, es una verdadera pena.
–¿Para prevenir una guerra externa, sería posible reforzar una oposición interna en Irak?
–Camille Eid: En el extranjero viven tres o cuatro millones de iraquíes, hay grupos de oposición. No se sabe hasta qué punto tienen popularidad en el interior. Según informes de prensa, han encontrado su líder en la persona de Ahmed Chalabi, un opositor que se presenta bien, pero debe unir a todos los kurdos y a los chiíes.
(Nota de la redacción: Chalabi es el líder del opositor Congreso Nacional Iraquí, en el exilio, la principal organización opositora en el exterior del país, con sede en Londres, que cuenta con apoyo financiero estadounidense. Si embargo, sus líderes cayeron en descrédito por turbios manejos de dinero, según revelaron medios de opinión. Chalabi fue incluso condenado en ausencia por estafa, en Jordania, según el diario británico «The Guardian»).
–¿Es inevitable la guerra?
–Camille Eid: Hay que ir a las causas. Juan Pablo II ha señalado el remedio para no llegar a las guerras, que es eliminar la injusticia en el mundo.
Nadie niega que el régimen de Sadam Huseín sea despiadado, se sabe cómo llegó, en 1979, a la cumbre del poder: reunido en una sala con doscientas personas, dio los nombres de quiénes debían ser eliminados. Lo que contestamos es el método. Queremos que haya un punto de vista centrado, tenemos unos principios. Estados Unidos quiere fijar las reglas, está bien, que lo haga, per hay que aplicarlas a todos los países, no aquí si y aquí no.
Lo que me sorprende es que hace un par de semanas, Condoleeza Rice, asesora del presidente Bush. dijo que la guerra contra Irak llevará finalmente la democracia a los países árabes, por tanto será una puerta de entrada. Esperemos, porque Irak está rodeado de países dictatoriales, sean amigos o enemigos de Estados Unidos
Hace tres días, una diputada israelí volvió de Washington y reveló detalles de sus encuentros con la Administración estadounidense. Según esta diputada, alguien le dijo que, una vez derrocado Sadam Huseín, los estadounidenses colocarán a otro dictador por cinco o seis años, añadiendo: «Esto es mejor para vosotros y para nosotros». Uno se pregunta pero, ¿cómo? ¿Primero me hablas de democracia, de derechos humanos, de libertad del pueblo iraquí y luego me hablas de otro dictador…?