SANTIAGO, 5 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, considera que el concepto «tolerancia cero» es ambiguo para afrontar los casos de sacerdotes acusados de abuso sexual.
El arzobispo de Santiago afrontó ampliamente el argumento en una entrevista concedida al programa «Informe Especial» del canal nacional de televisión TVN, en estos momentos en los que el episcopado del país unifica criterios para afrontar casos de abusos sexuales que involucran a sacerdotes y consagrados.
El purpurado explicó, como criterio de fondo, que todo obispo debe ser un pastor «al mismo tiempo, del sacerdote y de los fieles, sobre todo de los más débiles, de los niños».
«Nunca podría uno tomar una opción de proteger a un sacerdote, en desmedro de otras personas», aclaró.
Errázuriz consideró al mismo tiempo particularmente importante mantener el respeto mutuo de los fueros civil y eclesiástico a la hora de afrontar denuncias de abusos atribuidos a sacerdotes.
«Se trata de dos tipos de investigaciones paralelas y el tipo de penas a las cuales se llega también son muy distintas. Yo creo que es bueno, en este caso, tener la separación de Iglesia y Estado, y que cada uno tome muy en serio cuál es su responsabilidad», explicó.
Por lo que se refiere a los sacerdotes que hayan sido culpables de abusos comprobados, el cardenal Errázuriz considera que, «si no se logra una rehabilitación, la persona no puede seguir en el ministerio».
El cardenal recalcó la importancia de una información adecuada al respecto, y constató cómo en Estados Unidos los medios de comunicación han exagerado los casos de abusos cometidos por sacerdotes católicos.
De hecho, recordó, entre los sacerdotes se da un nivel claramente muy inferior de abusos, comparado con otros grupos profesionales que trabajan con niños menores de 18 años, o con el nivel de abusos de este tipo que se da entre familias.
Según Errázuriz, la Iglesia en Estados Unidos ha tenido que pagar un precio elevadísimo, incluso económicamente, por dos motivos: «tanto porque entró en este espiral de las compensaciones, como también por el hecho de que la prensa ha subrayado especialmente esta falla en la Iglesia».
Por último, el purpurado afrontó el concepto de «tolerancia cero» paran reconocer que en un primer momento parece «muy atrayente». Ahora bien, señaló, «la primera pregunta que yo me hago es si eso es realista y si es cristiano».
«Yo creo que hay algo que falla en el principio de «tolerancia cero». Lo comprendo perfectamente en los casos de las personas en que no hay ninguna posibilidad de rehabilitación. Cuando no hay rehabilitación, no puede seguir la persona en su oficio como representante de Jesucristo, el Buen Pastor», afirmó
Ahora bien, aplicar el principio de «tolerancia cero» genéricamente ante cualquier error, «no funciona», constató.
La Iglesia –concluyó el cardenal– «no es una sociedad de los santos. Esos están en el cielo, en la tierra no es así». «Muchas veces, a lo largo de la historia, la Iglesia ha pasado por momentos difíciles –reconoció–. Pero al acercarse a Jesucristo, se sale de los momentos difíciles».