CIUDAD DEL VATICANO, 28 abril 2003 (ZENIT.org).- Nada más recibir la noticia de las duras condenas pronunciadas contra un significativo grupo de disidentes cubanos, así como la sentencia de tres condenas a muerte, Juan Pablo II encargó al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, que expresara «su profundo dolor» en una carta dirigida a Fidel Castro.
Este es el texto íntegro de la misiva, publicada por la Sala de Prensa de la Santa Sede el pasado sábado.
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Vaticano, 13 de abril de 2003
Domingo de Ramos
Distinguido Señor Presidente:
Al acercarse la Santa Pascua, me es grato, en primer lugar, expresar mis mejores votos para Usted y para toda la Nación Cubana.
Cumplo, además, el alto encargo, de comunicarle que el Santo Padre se ha sentido profundamente afligido al conocer las duras penas impuestas recientemente a numerosos ciudadanos cubanos, y, también, por algunas condenas a la pena capital.
Ante estos hechos, Su Santidad me ha encargado que pida a Vuestra Excelencia que tenga a bien considerar un significativo gesto de clemencia hacia los condenados, con la seguridad de que dicho acto contribuiría a crear un clima de mayor distensión en beneficio del querido pueblo cubano.
Estoy seguro de que Usted comparte también conmigo la convicción de que sólo una confrontación sincera y constructiva entre ciudadanos y Autoridades civiles puede garantizar la promoción de un Estado moderno y democrático en una Cuba cada vez más unida y fraterna.
Aprovecho esta circunstancia para renovarle, Señor Presidente, los sentimientos de mi más alta y distinguida consideración.
Card. Angelo Sodano
Secretario de Estado
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Al Excelentísimo Señor Dr. FIDEL CASTRO RUZ
Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno
de la República de Cuba
[Texto original en castellano]