CIUDAD DEL VATICANO, 17 julio 2003 (ZENIT.org).- En el año 2002, Juan Pablo II aumentó la distribución de ayudas, recibidas de la generosidad de católicos de todo el mundo, para paliar los sufrimientos de poblaciones afectadas por catástrofes naturales o por la violencia humana.
El Consejo Pontificio «Cor Unum», organismo vaticano encargado de distribuir estas ayudas, ha publicado este jueves un comunicado de prensa en el que informa en detalle sobre las cantidades de dinero entregadas, los beneficiarios, y los motivos que las han justificado.
Dado que estos donativos buscan crear al mismo tiempo proyectos para el desarrollo, en ocasiones su entrega ha sido acompañada por visitas del arzobispo Paul Josef Cordes, presidente de «Cor Unum», quien de este modo ha verificado la situación sobre el terreno e impulsado nuevos proyectos.
Estos donativos, aclara el comunicado, buscan testimoniar «el amor de Dios» y, por tanto, «no dejarán de producir frutos abundantes para el bien común».
De este modo, por ejemplo, el prelado alemán visitó del 25 al 30 de octubre de 2002 Uganda para entregar unos 500.000 euros (561.600 dólares) para la construcción de varias iniciativas asistenciales católicas.
Se trata de la construcción de una Casa para enfermos terminales, en su mayoría víctimas del sida, gestionada por las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa; de la casa para ancianos, discapacitados y enfermos terminales de las Good Samaritan Sisters, de la Centenary Vocational School, donde se ofrece formación integral a muchachos y muchachas, de la Nsambya Babies Home, que atiende a niños menores de 6 años, huérfanos o abandonados, del Slum Acholi Quarter, donde una organización católica de voluntariado (AVSI) ofrece cursos de alfabetización.
Monseñor Cordes visitó del 7 al 10 de noviembre Tierra Santa para ofrecer 400.000 dólares de ayuda a favor de las necesidades fundamentales de esas poblaciones víctimas de la violencia. Con ese donativo, explicó entonces el prelado, Juan Pablo II busca «alentar a los cristianos a quedarse en estos lugares martirizados, al igual que lo hacen muchos misioneros de manera heroica».
Otra de las ayudas del Papa han tenido por objetivo Ucraina, país visitado por monseñor Cordes a inicios de diciembre de 2002 para apoyar la obra de Cáritas en el país para paliar las consecuencias del desastre nuclear de Chernobil, que todavía hoy se hacen patentes.
En el año 2002, según explica el informe, «Cor Unum» distribuyó 1.917.700 dólares (1.706.138 euros) a favor de poblaciones afectadas por catástrofes naturales o provocadas por el hombre en 49 países.
En la mayoría de los casos (1.321.000 dólares) esta ayuda se ha destinado a personas afectadas por del terrorismo o la guerra en Afganistán, Angola, Azerbaiyán, Burundi, Costa de Marfil, Jerusalén, el Líbano, Libia, Nigeria, Pakistán, Papua Nueva Guinea, República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo, Siria, Estados Unidos, Tanzania, Vietnam).
El resto de las ayudas se han destinado a víctimas de huracanes, terremotos, catástrofes ferroviarias, o de la crisis económica (este último, fue el caso de Argentina).
Además, Juan Pablo II en 2002 destinó 1.905.606 dólares (1.695.379 euros) para responder a necesidades apremiantes de comunidades en 48 países. Los sectores a los que estas ayudas se han destinado son sanidad, educación, formación profesional, agricultura-alimentación, casa, niños, ancianos, mujeres… En general, estas ayudas se distribuyen en donativos entre 4.000 y 13.000 dólares.
Si bien el informe tiene en cuenta las ayudas distribuidas en 2002, Cor Unum recuerda que en nombre del Papa monseñor Cordes entregó 150.000 dólares en ayudas para las poblaciones de Irak, al visitar Irak a inicios del mes de junio pasado.
En 2002, la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, que tiene por objetivo luchar contra la desertización en esa región africana, financió 233 proyectos por un valor de 2.354.894 euros (2.648.078 dólares).
En 2002, la Fundación Populorum Progessio, para el desarrollo integral de poblaciones afroamericanas e indígenas de América Latina y el Caribe, destinó 1.895.300 dólares (1.685.010 euros) para financiar 223 proyectos.
Las ayudas del Papa en 2002 pudieron aumentar sobre todo gracias a la colecta mundial que se realizó con motivo de la Jornada de Oración y de Ayuno convocada por el Santo Padre para el 14 de diciembre de 2001 tras los atentados del 11 de septiembre de ese año.