El campeón del Tour de Francia que salvó la vida a cientos de judíos

Gino Bartali era terciario de la Orden de los Carmelitas Descalzos

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ROMA, 25 julio 2003 (ZENIT.org).- Al concluir la edición número cien del Tour de Francia, Italia está recordando con diferentes iniciativas a Gino Bartali, que no sólo ganó la carrera ciclista más prestigiosa, sino que salvó la vida a cientos de judíos durante la persecución nazi.

La Televisión pública italiana (RAI) está preparando una película que será difundida en 2004 en la que se presentarán sus triunfos, así como su compromiso cristiano al servicio de los perseguidos.

Según algunos cálculos, la red del judío Giorgio Nissim, que contaba con la colaboración de Gino Bartali, de Sacerdotes Oblatos de la ciudad de Lucca, del arzobispo de Génova, de frailes franciscanos, de religiosas de clausura, y de políticos católicos, sirvió para salvar la vida a 800 judíos del exterminio.

«Me estoy entrenando», respondía a los agentes de policía que le preguntaban qué hacía en sus sospechosos viajes entre Florencia y Roma en los que llevaba escondidos en el tubo de su bicicleta valiosos documentos falsos.

Bartali, que ya para entonces era un héroe en Italia, pues había ganado el Tour de Francia en 1938, y tres veces el Giro de Italia (1936, 1937), era miembro activo de la Acción Católica, llevaba el escapulario de la Virgen María, y era terciario de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

«Su papel –explica su hijo Andrea– consistía en llevar a las tipografías clandestinas las fotos y el papel para la fabricación de documentos falsos. También hacía de guía para indicar cuáles eran las carreteras menos conocidas para llegar a las localidades del centro de Italia sin ser vistos».

«Cuando le detenía la policía, decía que se estaba entrenando. De hecho, los fascistas de la zona tenían dudas, pero no se atrevían a detenerle, pues corrían el riesgo de provocar una sublevación popular», aclara.

En una ocasión los fascistas trataron de impresionarle convocándole en la famosa «Villa Triste» de Florencia, lugar de tortura. Le pidieron que se mantuviera «lejos» de «ciertos ambientes». Pero el respondió con sus modales que le caracterizaban: «Hago lo que me da la gana».

El consejo municipal de Florencia ha establecido un «Jardín de los justos del mundo», árboles que conmemoran a hombres que se entregaron para salvar vidas.

Según informa http://www.shalom.it, el primero fue plantado en honor de Gino Bartali.

La región de Florencia, Toscana, también ha entregado la máxima distinción el «Gonfalone d’Argento» a Giorgio Nissim, el coordinador de la red en la que colaboraba Bartali por salvar a unos 800 judíos de la deportación nazi entre 1943 y 1944.

En 1999, el memorial de Yad Vashem de Jerusalén rindió homenaje por este mismo motivo al padre Arturo Paoli y a los Sacerdotes Oblatos de la ciudad de Lucca, sin los cuales Nissim no hubiera podido crear su red de ayuda. En estos momentos, con más de 90 años, el padre Paoli es misionero en Foz do Iguaçu (Brasil).

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ZENIT Staff

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