CIUDAD DEL VATICANO, 30 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II alentó a los creyentes en la víspera de la Jornada Mundial contra el Sida a ofrecer su indispensable servicio de asistencia a las personas afectadas por el virus VIH.
El pontífice constató ante todo que las campañas para evitar la expansión de esta enfermedad siguen demostrándose ineficaces: «por desgracia está todavía en fuerte crecimiento, especialmente en los países más pobres».
Cada día contraen el virus unas 14.000 personas. En 2003, unos cinco millones de personas han sido afectadas, de manera que en el planeta hay 40 millones de portadores del virus, entre ellos 2,5 millones menores de 15 años, según las cifras publicadas por ONUSIDA esta última semana.
«Mientras rezo por aquellos que han sido golpeados por este flagelo, aliento a cuantos en la Iglesia desempeñan un estimable servicio de acogida, atención y acompañamiento espiritual a favor de estos hermanos y hermanas», aseguró el Papa.
Con sus palabras se despidió de los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano para rezar con él la oración mariana del «Angelus».
Africa subsahariana sigue siendo la región más afectada por la epidemia, según el informe de la agencia competente de la ONU. En 2003, unos 26,6 millones de africanos conviven con el VIH, y 3,2 millones de ellos han contraído la infección el último año. Sin embargo, muy pocos –50.000 a finales de 2002– tienen acceso a las terapias que en estos momentos pueden utilizarse.
En Asia y el Pacífico, donde 485.000 personas murieron de sida en 2002, sólo 43.000 enfermos son sometidos a un tratamiento.
En América Latina y el Caribe, unas 200.000 personas seguían el tratamiento a finales de 2002.
La situación se agrava en China, en Indonesia y en los países que pertenecieron a la antigua Unión Soviética.
A finales de 2002, la India contaba entre 3,82 y 4,58 millones de habitantes infectados por el virus.
El año pasado, el número total de personas que vivían con el VIH/sida se estimaba en 42 millones.