CARACAS, 9 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado difundido por la archidiócesis de Caracas tras el ataque que sufrieron el pasado sábado las imágenes de la Virgen María en la Plaza Francia de Altamira, en la capital venezolana, a manos de partidarios del gobierno del presidente Hugo Chávez.
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COMUNICADO DEL ARZOBISPADO DE CARACAS
SOBRE LOS LAMENTABLES SUCESOS ACAECIDOS
EL SÁBADO 6 DE DICIEMBRE
EN LA PLAZA ALTAMIRA DE ESTA CIUDAD
A través de los medios de comunicación social, el pueblo católico de Venezuela ha contemplado, con tristeza y consternación, las consecuencias de los repudiables sucesos en que, un grupo de personas, con insospechadas motivaciones, mutiló, lanzó al suelo y ultrajó grotescamente algunas imágenes de la Bienaventurada Virgen María ubicadas en la Plaza Altamira, en esta Ciudad de Caracas.
Resulta evidente que hechos como éstos, carentes de toda racionalidad, no sólo no reflejan el sentir de la inmensa mayoría del pueblo de Venezuela que se identifica con los principios de la fe católica, y que profesa una filial devoción a la Madre de Dios, sino que, por el contrario, son rechazados, tanto por la ofensa misma a las veneradas imágenes, como porque ponen de manifiesto la descomposición y pérdida de valores en que viven quienes actuaron de esa forma, fruto de la confusión y agitación al utilizar lo religioso como arma a favor de intereses extraños a la fe.
Ante hechos tan lamentables, debemos actuar conforme a los más altos principios cristianos, lo cual constituye el mejor desagravio que podemos ofrecer a Dios. Por lo tanto, invitamos a todos los que nos consideramos seguidores de Jesucristo e hijos de la Madre celestial, a reafirmar nuestra fe en el Señor Jesús, y a trabajar, incansablemente, porque los valores de la verdad, la justicia, el amor y la paz se hagan presentes en la vida de todos los que habitamos en Venezuela.
Siguiendo las palabras de la Virgen en las bodas de Caná, comprometámonos con renovado impulso a “hacer lo que él Señor nos dice”, es decir, a amar a Dios sobre todas las cosas y a amar al prójimo como él nos enseñó. En efecto, sólo si tenemos a Dios como guía supremo de todos nuestros actos, y, por encima de todo interés humano, buscamos que se cumpla su voluntad, y trabajamos porque su nombre sea glorificado y reconocido, iremos superando el peligro que hechos como éstos vuelvan a ocurrir entre nosotros. Sólo si el amor al prójimo se impone, podremos seguir viéndonos y tratándonos como hermanos, a pesar de las diferencias que podamos tener entre nosotros, encontrando en el diálogo, la comprensión mutua, la aceptación del otro, la construcción de la justicia, los caminos que nos ayuden a vencer la exclusión, las fracturas sociales, las divisiones que tanto daño causan en nuestra sociedad.
Movidos por las palabras de Jesucristo en la cruz, de las cuales fue testigo privilegiado la Virgen María, pedimos al Padre que perdone a quienes actuaron de esa manera. Confiamos, de todo corazón, que por la conversión de sus actitudes y acciones, puedan salir de su ignorante ceguera quienes piensan que por los caminos del odio, de la violencia, de la destrucción pueden conseguir el éxito de sus causas.
En este día en que la Iglesia venera en modo particular a la Santísima Virgen con el título de Inmaculada, a las puertas de la celebración de las Misas de Aguinaldos en las que la acompañamos a ella en su espera del Niño Jesús, invitamos a todas las Parroquias y comunidades cristianas de la Arquidiócesis, a acercarse con renovada confianza a la Madre de Jesús y madre nuestra, pidiéndole que interceda ante Dios por este pueblo suyo, para que nos conceda la paz, el consuelo y el crecimiento en la madurez de la fe que tanto necesitamos. Organícense en cada una de las comunidades los actos que sean convenientes para la consecución de tal fin.
Dado en nuestro Palacio Arzobispal de Caracas a los ocho días del mes de Diciembre del año del Señor dos mil tres en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.
Mons. Nicolás Bermúdez Villamizar
Administrador Apostólico
Mons. Roberto Dávila Uzcátegui
Obispo Auxiliar
Mons. Saúl Figueroa Albornoz
Obispo Auxiliar
Proponemos esta Oración de Desagravio o una similar:
Queremos desagraviarte, Señor, implorando tu perdón, primero por nosotros mismos, por nuestras faltas y pecados. Pero también, muy especialmente en este día, queremos desagraviarte por la profanación de que fueron objeto imágenes de María, tu Madre y Madre nuestra. Te pedimos perdón e imploramos tu misericordia infinita para quienes profanaron las sagradas imágenes de la Santísima Virgen María. Amén.