CIUDAD DE GUATEMALA, 23 diciembre 2003 (ZENIT.org).- «Aún cuando los signos de la cultura de la muerte parecen oponerse», el episcopado guatemalteco ha pedido un compromiso decidido «para realizar la justicia, la verdad, la libertad y el amor, pilares de una verdadera paz».
Así se desprende del mensaje enviado el viernes pasado con ocasión de la próxima celebración de la Navidad, firmado por el cardenal Rodolfo Quezada Toruño –arzobispo metropolitano de Guatemala y presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala– y por el secretario general del organismo y obispo coadjutor de Escuintla, Víctor Hugo Palma Paúl.
Además de expresar su preocupación por la falta de respeto «total ante la vida humana» en el país y su «más enérgica condena» por el reciente asesinato del padre Chemita –José María Ruiz Furlán–, la nota respalda «la exigencia de justicia decidida por el arzobispado de Guatemala».
«A todos recordamos la gravedad de atentar contra la vida humana y el mandato del Señor que dice: “No matarás”» (cfr Ex 20, 13), se lee en el mensaje.
No sólo este compromiso con la justicia, sino un compromiso con el bien común piden los obispos exhortando a todos, ante la segunda vuelta electoral, «a acudir a votar como cumplimiento de un derecho y un deber ciudadano y cristiano».
«Pedimos a los candidatos –añaden los prelados– buscar siempre el bien de la nación más allá de los intereses del propio partido político».
En el contexto de la solidaridad con los más pobres y desfavorecidos, los obispos guatemaltecos expresan también su preocupación por la rapidez y falta de divulgación con que se han llevado a cabo las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de los países centroamericanos con los Estados Unidos.
Si en el tratado «no se toman en cuenta las necesidades particulares de la gente más empobrecida y se impide la posibilidad “de una competencia justa” que garantice la seguridad alimenticia, el cuidado del medio ambiente y la seguridad de ingresos de los pequeños y medianos agricultores, consideramos que el proceso de empobrecimiento irá en aumento, y la emigración hacia los Estados Unidos continuará», advierten.
La preparación y celebración hace un mes, en Ciudad de Guatemala, del II Congreso Americano Misionero, ha «ayudado a tomar conciencia de la responsabilidad misionera de la Iglesia en América y del sentido que la misión tiene para todo cristiano», constatan.
Por ello, los obispos exhortan «a que esta conciencia se profundice y se ponga en práctica, particularmente en los esfuerzos continuos de construir la paz aquí y en otras partes», animando finalmente a vivir «una profunda conversión» en este tiempo de Navidad.