ROMA, miércoles, 3 marzo 2004 (ZENIT.org).- La resurrección de Jesús, «encuentro que cambia la vida», fue el tema de las meditaciones que en la mañana de este martes ofreció el predicador de los ejercicios espirituales en los que participa Juan Pablo II esta semana.
Monseñor Bruno Forte, presidente de la Facultad de Teología del Sur de Italia, presentó la resurrección como la «plena revelación del amor de Dios», realizada a través de la efusión del Espíritu.
«Al inicio se dio la experiencia de un encuentro. A los temerosos fugitivos del Viernes Santo, Jesús se les apareció vivo; todo comienza con este encuentro», consideró el predicador del Papa en su meditación pronunciada en la capilla «Redemptoris Mater» del Vaticano.
«Al miedo le siguió el valor y los fugitivos se convirtieron en testigos hasta el final de una vida entregada por quien habían traicionado en la hora de las tinieblas», explicó el miembro de la Comisión Teológica Internacional.
«Entre el Viernes Santo y la aurora de la Pascua hay un espacio vacío en el que sucedió algo tan importante que dio origen al cristianismo en la historia: el anuncio registrado en el Nuevo Testamento confiesa el encuentro con el Resucitado como experiencia de gracia», explicó ante el Papa, cardenales, obispos y prelados que le escuchaban.
«La resurrección es un acontecimiento trinitario en el que el Padre infunde el Espíritu sobre el crucificado y lo resucita», explicó.
Una de las características de las meditaciones de monseñor Forte en estos días es precisamente la de la contemplación de la presencia de las personas de la Trinidad en los misterios de la vida de Jesús».