El Observatorio, que tiene una sede cerca de Roma, en la residencia pontificia de Castelgandolfo, acoge esta semana a noventa astrónomos profesionales y aficionados, según informa un comunicado emitido por esta institución.
Los astrónomos forman parte de un grupo organizado por la revista estadounidense de astronomía «Sky and Telescope».
Dado que para observar el tránsito de Venus de manera adecuada es necesario contar con un equipo apropiado, el Observatorio vaticano recibió como regalo un telescopio especialmente equipado para la observación solar ofrecido por el Coronado Technology Group, entregado por el presidente de ese organismo, David Lund, el 31 de mayo al director del observatorio, padre George Coyne, S.I.
Dado que este acontecimiento tiene lugar antes del atardecer en el hemisferio occidental, los astrónomos de Canadá y Estados Unidos han venido a Europa para contemplarlo.
Desde la invención del telescopio sólo se han visto cinco tránsitos de Venus, el último de los cuales tuvo lugar en 1882. El próximo tendrá lugar en 2012.
Los orígenes del Observatorio Astronómico Vaticano se remontan a los tiempos del Papa Gregorio XIII, quien creó una comisión científica encargada de estudiar los elementos necesarios para la realización de la reforma del calendario litúrgico que tuvo lugar en 1582.
A pesar de que la sede central del Observatorio Vaticano se encuentra en Castelgandolfo, en 1981, cuando el cielo de Roma se volvió demasiado luminoso para la observación, se fundó un segundo centro de investigación, «The Vatican Observatory Research Group» (VORG) en Tucson, Arizona (EE.UU.), una de las instituciones más avanzadas y modernas de observación astronómica.
En 1993, en colaboración con el Steward Observatory, el Observatorio Vaticano completó la construcción del Vatican Advanced Technology Telescope (VATT) en el Monte Graham, Arizona, considerado uno de los mejores lugares astronómicos en Norteamérica continental.