En la reunión, el purpurado invitó a las jóvenes de la Comunidad a no dejarse vencer por las dificultades que puedan encontrar, destacó la voluntad de la «Comunidad Cenáculo» y dio las gracias a su superiora y fundadora, sor Elvira Petrozzi, por acudir al país para trabajar a favor de los más necesitados, explica una nota del arzobispado del viernes pasado.

Acompañó al arzobispo de Lima su obispo auxiliar, monseñor Adriano Tomasi. En su mensaje a las jóvenes, les recordó las palabras de Benedicto XVI, subrayando que el trabajo a realizar es una comunión de voluntades, la personal y la de Dios, «donde harán no lo que cada una quiera, sino lo que Él quiere».

Igualmente les invitó a mantener en sus vidas la presencia de Dios, pues «van a vivir en un ambiente difícil y necesitan de la fuerza del Señor. Confíen mucho en Dios. Sólo Él las guiará en su tarea diaria».

El purpurado también les exhortó a cuidar su amistad con Dios para ser santas en medio de ese ambiente y les animó a que «con sinceridad pidan ayuda cuando lo requieran... Dios muchas veces pide imposibles porque Él los puede hacer», destacó.

Por su parte las jóvenes se mostraron entusiasmadas por el reto que asumen, recordando que «en los lugares donde la Providencia nos guía, deseamos ser una pequeña luz, un signo de esperanza, un testimonio vivo».

La «Comunidad Cenáculo» nació en julio de 1983 por iniciativa de sor Elvira Petrozzi –creció en un hogar alcohólico-- como respuesta de la ternura de Dios Padre al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general que buscan la alegría y el sentido verdadero de la vida.

Actualmente colaboran con la Comunidad voluntarios, consagrados y familias que viven y trabajan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra.

La «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra en Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia.

Además de Italia, actualmente hay también Fraternidades del Cenáculo en Croacia, Bosnia y Herzegovina, Austria, Polonia, Francia, Rusia, Eslovenia, Irlanda, los Estados Unidos, República Dominicana, México y Brasil

A quienes llaman a las puertas de la Comunidad se les propone un estilo de vida sencillo, familiar, orientado a descubrir el trabajo vivido como un don de Dios, la amistad verdadera y la fe en la Palabra de Dios, hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros.

«Creemos que la vida cristiana, en su plenitud, es la respuesta verdadera a cada inquietud del hombre, y que nadie más de Aquél que lo ha creado, Dios Padre, es capaz de reconstruir los corazones confundidos y perdidos en una vida sin sentido –explica la Comunidad Cenáculo--. Nuestra fuerza quiere ser el Amor, aquel Amor que nace de la cruz de Cristo y que da vida a los muertos, libertad a los prisioneros y vista a los ciegos».

«Somos nosotros los primeros en sorprendernos de aquello que el Señor está obrando ante de nuestros ojos y en darle las gracias porque nos hace espectadores cotidianos de su Resurrección, resultado de la cual cada día vemos la vida sonreír en los rostros de quienes habían perdido toda esperanza», reconocen.

El 30 de mayo de 1998, en la solemnidad de Pentecostés, el obispo de Saluzzo, entonces monseñor Diego Bona, reconoció la «Comunidad Cenácolo» como «Asociación Privada de Fieles».

La Comunidad recuerda como un momento eclesial particularmente significativo la peregrinación que hicieron a Roma en compañía de su obispo el 16 de febrero del 2000, Año del Jubileo. Juan Pablo II saludó entonces «con afecto al numeroso grupo de jóvenes de la Comunidad Cenáculo, provenientes de Italia, Croacia y Francia, guiados por el obispo de Saluzzo, monseñor Diego Bona».

«El Papa está con vosotros --dijo--, aprecia vuestra obra y os recuerda en su oración. No os desaniméis ante las dificultades. Que la cruz sea vuestro apoyo y que en Cristo, muerto y resucitado, encontréis el estímulo constante para perseverar en el camino emprendido, de forma que seáis testigos de esperanza en la sociedad» (Cf. Juan Pablo II, Audiencia, www.comunitacenacolo.it.