CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 4 julio 2005 (ZENIT.org).- En el próximo otoño se reanudará el diálogo teológico internacional entre las Iglesias ortodoxas y la católica, ha revelado el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Era una de las propuestas que había hecho Benedicto XVI a la delegación del patriarcado ecuménico de Constantinopla, con el que se reunió el 29 y el 30 de julio, con motivo de su visita a Roma con ocasión de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo.
En declaraciones a «Radio Vaticano» este sábado, el cardenal Kasper confirma que la delegación comunicó «oficialmente que en otoño podremos retomar el diálogo internacional con todas las Iglesias ortodoxas».
El diálogo teológico oficial, que tiene lugar a través de una Comisión Mixta Internacional Católico-Ortodoxa de la que forman parte representantes de la Iglesia católica y de diferentes Iglesias ortodoxas estaba bloqueado desde la reunión celebrada el año 2000 en Baltimore (Estados Unidos), a causa de las divisiones surgidas sobre el argumento de aquel encuentro.
El argumento, «Implicaciones teológicas y canónicas del uniatismo», se refería al término con el que los ortodoxos hablan de los cristianos de países de tradición ortodoxa en unión con el Papa.
El purpurado alemán visitó entre el 20 y el 23 de junio Moscú y allí recibió la disponibilidad de la Iglesia ortodoxa rusa para participar en este diálogo.
El tema que afrontará el diálogo teológico entre católicos y ortodoxos en un primer momento será «Iglesia, ¿qué significa, en realidad?», revela el purpurado.
«Por tanto, hablaremos de la comunidad eclesial y en este contexto afrontaremos la cuestión neurálgica con la Ortodoxia, es decir, el primado del ministerio petrino», explica, en referencia a la concepción del papel del obispo de Roma.
«En este ámbito, después, será posible también reanudar la cuestión de la Iglesia «uniata» –revela–. Creo que en este momento estos son los aspectos que hay que considerar. No será una discusión fácil, pero finalmente afrontaremos abiertamente los problemas que existen entre nosotros».
Por lo que se refiere a su viaje a Moscú, el cardenal Kasper explica que «la atmósfera fue cordial y cortés; no la definiría calurosa, pero seguramente fraternal».
«Hemos razonado sobre los ámbitos en los que podemos colaborar, sobre todo en el campo social y cultural, y sobre cómo podemos ofrecer un testimonio común contra el actual secularismo. Aquí hay posibilidades de encuentro», indica.
«Hemos dicho también que sería deseable el que se verificaran encuentros entre monasterios, considerando la gran importancia que en la Iglesia ortodoxa tiene el monaquismo», añade.
«Las perspectivas son totalmente positivas», concluye.