ROMA, martes, 5 julio 2005 (ZENIT.org).- Tony Blair y George Bush han propuesto la cancelación de la deuda a países africanos. Vladimir Putin, Jacques Chirac y Gerhard Schröder sugieren destinar el 0,7% del Producto Interior Bruto (PIB) a los países pobres de África. ¿Bastarán estas medidas técnicas a liberar a millones de personas del subdesarrollo?
Zenit ha planteado esta pregunta a Ettore Gotti Tedeschi, presidente para Italia del Banco Santander Central Hispano, primer banco de España y uno de los más grandes de Europa, consejero de administración del banco Sanpaolo IMI, el único italiano cotizado en Wall Street, y profesor de la Universidad Católica de Milán.
–¿Cómo evalúa la cancelación de la deuda de 18 países pobres africanos y del continente americano por parte de los miembros del G8?
–Gotti Tedeschi: Tal y como la he leído, me parece irrelevante e incluso imprudente. Es irrelevante desde el punto de vista práctico, pues esta deuda nunca la habrían pagado. Es irrelevante desde un punto de vista programático, pues estos países pobres necesitan por separado, cada uno de ellos, inversiones orientadas hacia proyectos, que sólo pueden ser realizadas y gestionadas por empresarios privados, con socios locales, si es posible, pero deben contar con fuertes inversiones conjuntas por parte de los gobiernos (del G8).
Ahora bien, para que tengan lugar estas inversiones, se necesita que los gobiernos pongan a disposición fondos adecuados, y no sólo simbólicos, y por parte de los inversores privados, confianza en la realización con provecho de los mismos proyectos. Los gobiernos del G8 y de Europa, ¿tienen fondos adecuados disponibles? ¿Están dispuestos a aumentar en un 0,7% del PIB su déficit? Los inversores privados, tras la cancelación de la deuda, ¿aumentarán su confianza?
–Si dijera que tengo dudas sobre las respuestas a estas preguntas, ¿me acusarán de pesimista?
–Gotti Tedeschi: Por eso me ha parecido algo imprudente la cancelación de la deuda, aunque desde el punto de vista de la imagen ha sido algo muy correcto. Esta cancelación decreta el fracaso de las políticas económicas de los países africanos, decreta la complejidad de las ayudas necesarias, el mayor riesgo, la mayor necesidad de capitales y de proyectos. Era mejor hacerse el despistado, ampliar el plazo de pago a unos mil años, pero la cancelación de una deuda que nunca hubiera sido pagada parece un acto de caridad algo penoso.
Lo que había que hacer era poner en condiciones a estos países de pagar las deudas, aunque fuera en mil años, ayudando a crear la riqueza necesaria para su propia supervivencia, así como para su propia dignidad de seres humanos, que no quieren sentirse incapaces y fracasados, necesitados de beneficencia a fondo perdido.
–Del 6 al 8 de julio, se celebrará en Gleneagles (Escocia), la cumbre del G8. ¿Cuáles son los problemas económicos más importantes que tendrá que afrontar?
–Gotti Tedeschi: Me pregunto, los países del G8, ¿pueden afrontar el auténtico desafío, es decir, la ayuda a África con el 0,7% del PIB? ¿A cambio de qué? ¿De políticas del bloqueo de los nacimientos? ¿Cómo? ¿Cuál será el papel del sector privado, que necesariamente quiere sacar ganancias? Espero que los miembros del G8 no se dejen influenciar por las declaraciones de desprecio por quien trabaja en el mundo financiero e industrial.
Que los miembros del G8 escuchen más bien las sugerencias del Papa Benedicto XVI, quien demuestra ser el «estadista» más concreto, invitando a tomar medidas concretas para ayuda a África, pidiendo la distribución justa de los bienes de la tierra. Para distribuirlos es necesario hacer que den fruto, «arar, sembrar, regar y cosechar»….