MANILA, martes, 19 julio 2005 (ZENIT.org).- La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, ha anunciado la constitución de una «Comisión de la verdad» encargada de investigar los presuntos fraudes electorales que habría cometido en los comicios de 2004, según la carta –leída en televisión por su portavoz, Ignacio Bunye– que ha enviado a la Conferencia Episcopal de Filipinas.
En la misiva, de la que se hace eco este martes la agencia del mundo misionero «Misna», la presidenta filipina motiva la intención de crear esta comisión «sobre la base del asunto de la responsabilidad moral y la necesidad de restablecer la confianza».
Tras recalcar que su llamada telefónica a un funcionario de la comisión electoral, difundida en cintas de audio el país, no era un intento de fraude, afirma: «Tengo una enorme deuda de servicio con el pueblo filipino y ahora debo devolverla».
Gloria Macapagal Arroyo está bajo sospecha por presuntos fraudes electorales en los comicios que le dieron la victoria en mayo del año pasado, mientras que algunos de sus familiares, que han dejado el país, son sospechosos de haberse embolsado sobornos por el juego de azar clandestino. Varios miembros de su gobierno han dimitido, pidiéndole –además de miles de manifestantes en las calles- que haga lo mismo.
Poco más de una semana hace que los obispos filipinos alertaron, en una carta sobre la situación que atraviesa el país, de que «en el centro de la crisis está el asunto de valor moral, en especial el de la confianza» (Cf. Zenit, 12 julio 2005).
«Restablecer la confianza: llamamiento por los valores morales en la política filipina» es el título del documento que publicaron los 85 prelados filipinos –se habían reunido en Manila del 8 al 11 de julio-.
Respecto a Gloria Macapagal Arroyo, en el escrito los prelados declararon su «decisión colectiva discernida» y no demandaron su renuncia. «Pero tampoco alentamos» a la presidente «sencillamente a rechazar tal petición de otros», escribían los obispos.
Añadieron que los llamamientos no violentos a su dimisión, la demanda de una Comisión de la verdad o un proceso de destitución no eran contrarios al Evangelio.
Pidieron además a la presidenta que discerniera «profundamente hasta qué punto podría haber contribuido a la erosión del gobierno efectivo y si la erosión es tan severa que es irreversible».
Igualmente señalaron que «restablecer la confianza» podría requerir «un proceso concienzudo, creíble e independiente» de investigación de las mencionadas cintas.
El citado documento episcopal, fechado en Manila el pasado 10 de julio, está disponible en inglés en la página de la Conferencia Episcopal Filipina (www.cbcponline.net).