UAGADUGU, jueves, 28 julio 2005 (ZENIT.org).- La vida de Morissa Canyigueral, nacida y crecida en la fe católica, cambió cuando conoció a su marido, un científico de Burkina Faso. Después de vivir en Francia, se fueron a África, a Burkina Faso, dónde han establecido su residencia. Son un matrimonio mixto católico-musulmán y un ejemplo del feliz encuentro entre culturas y religiones.
Para Morissa, las buenas relaciones entre católicos y musulmanes es la tónica general en su nuevo país de acogida.
«La relación entre ambas religiones es tan cordial, que cuando se celebra una festividad musulmana, los católicos vamos a las casas de los amigos de religión musulmana para festejar el evento y viceversa en caso de festividad católica. Personalmente en nuestra casa preparamos un gran banquete tanto para la fiesta de Rabadán como para Navidad», explica a Zenit.
Esta empresaria tiene un hijo y una hija y se confiesa «muy devota de María». Además, explica cómo el cristianismo está muy vivo en Uagadugu y comenta con entusiasmo el bien que le hacen «las plegarias y homilías que recibo por Internet».
–¿Cómo vive el día a día su fe católica en un contexto esencialmente musulmán y animista?
–Canyigueral: Vivir en un país donde la religión mas practicada es la musulmana me ayuda a comprender la omnipresencia de Dios.
Nací y crecí con la fe católica. El bautismo, el catecismo, la comunión, la profesión de fe y la confirmación. Miembro activa de grupos de Iglesia como el MIJAC (Movimiento Infantil y Juvenil de Acción Católica), del MUEC (Movimiento Universitario de Estudiantes Cristianos), del CCU (Centro de Cristianos Universitarios), peregrinajes a Lourdes, Taizé, Medjugorje…Experiencias compartidas con otras personas que me enriquecieron de fe.
Durante los dos primeros años de vida en Uagadugu, pasé un periodo de aguda melancolía de fe. Echaba de menos las conversaciones con el grupo de revisión de vida de Girona y también los instantes de plegaria, pero poco a poco he ido encontrando un espacio y ahora tengo en Uagadugu diversas fuentes donde alimentar mi fe.
–¿Y cuáles son estas fuentes dónde alimenta su fe?
–Canyigueral: Para las eucaristías voy a una parroquia, Juan XXIII, a la que asisto con mi hija de 5 años y mi hijo de 2 años. Otras veces voy a la eucaristía de una comunidad de religiosas de la congregación española de la Consolación. Y hay otra iglesia en la que mensualmente se celebran eucaristías de jóvenes que preparan sus respectivas comunión, profesión de fe o confirmación a las que también me gusta mucho asistir. Sin olvidar con gratitud las plegarias y homilías que recibo por Internet.
Burkina Faso, efectivamente es un país de mayoría musulmana, pero afortunadamente reconoce ambas religiones, celebrando a nivel nacional tanto las fiestas de tradición musulmana como las fiestas de tradición católica. Así pues, en el calendario laboral aparecen como días festivos los días del Moulut, del Rabadán, de la Tabaski así como el día de Navidad, el 15 de agosto, la Ascensión, Pascua, Pentecostés e Inmaculada Concepción.
La relación entre ambas religiones es tan cordial, que cuando se celebra una festividad musulmana, los católicos vamos a las casas de los amigos de religión musulmana para festejar el evento y viceversa en caso de festividad católica. Personalmente en nuestra casa preparamos un gran banquete tanto para la fiesta de Rabadán como para Navidad.
–¿Su matrimonio con un musulmán le ha acarreado algún problema por parte de la comunidad católica?
–Canyigueral: Para responder a esta pregunta, interpretaré por comunidad católica mi entorno mas próximo, es decir, mis familiares y amigos de Girona, para los cuales fue una gran sorpresa cuando me supieron enamorada de un chico de otra cultura, de otro continente, de otra religión y con la idea de irme a vivir a Uagadugu. Mi entorno me transmitió cierta preocupación por mi posible futuro. Preocupación esencialmente en relación a cual seria mi realidad en un entorno de religión islámica.
Para corregir mi ignorancia respecto al Islam, toda fuente de información me parecía una joya. Así me acerque con la lectura de libros y artículos, con la asistencia a seminarios y conferencias, viendo documentales y reportajes… Fue una experiencia horrorosa, las lágrimas eran la digestión de los mensajes recibidos. Estaba aterrorizada.
A todas estas impresiones teóricas que recogía del exterior, esencialmente miedos y desconfianzas, se añadían los instantes compartidos con Bouba –mi marido–, donde la diversidad religiosa no comportaba ningún tipo de distanciamiento. Una contradicción difícil de entender.
Con el tiempo, el amor fue más fuerte que el miedo y nos casamos. El matrimonio lo celebramos según el rito católico, en la iglesia de Palol de Revardit, en Cataluña, España. En un primer momento pensamos en celebrar un rito interreligioso, pero finalmente pensamos que Dios estaría satisfecho con una misa de una sola religión, y así la hicimos de una sola creencia.
Como previsto, una vez obtenida mi licenciatura de económicas y el doctorado en físicas de mi marido, vinimos a Burkina Faso.
Los problemas que he encontrado por el hecho de estar casada con un musulmán han sido fruto de la ignorancia y su paralelo miedo creador de prejuicios negativos. Pero en ningún instante he encontrado un problema serio causado por la diferencia de religión en mi matrimonio.
–Personalmente usted confiesa una devoción especial por María. ¿Cómo se entiende la Virgen desde el contexto en qué vive?
–Canyigueral: Efectivamente confieso una gran devoción por Maria, que se acrecentó en 1999 cuando fui a Medjugorje. Aquí, en Burkina Faso he encontrado varios santuarios marianos en diferentes localidades del país. A 15 Kms de Uagadugu se encuentra el Santuario de «Notre Dame de Yagma». Es una colina un poco elevada sobre la cual se ha construido una reconstitución en piedra de laterita de la gruta de Lourdes, bendecida por Juan Pablo II en enero 1990.
A lo largo de los años, la afluencia de los peregrinos a Yagma no hace más que crecer, y actualmente, todas las semanas, las parroquias se organizan para un peregrinaje parroquial.
–¿Tiene la sensación de que el cristianismo vive acomplejado en su país?
–Canyigueral: No, en absoluto, todo lo contrario. Tengo la sensación de que el cristianismo se vive plenamente entre los creyentes cristianos. En las eucaristías se respira un ambiente de fiesta y
comunión, de fe y concentración que realza la fuerza de la eucaristía. Fuerza y pasión que me recuerda las eucaristías de la «Pasqua Jove» de Girona.
Los feligreses asisten a la eucaristía vestidos con sus mejores galas, el ir a misa es un acontecimiento semanal, un punto de encuentro, un momento de silencio y reflexión. Toda una festividad con mucha vibración.
–Usted es empresaria. ¿Cómo han acogido los artesanos con los que trabaja el hecho de tener una mujer europea al mando?
–Canyigueral: En ningún momento he sido consciente del hecho diferencial de ser mujer y europea por lo que se refiere a mi actividad profesional. Pienso que a los artesanos, lo que realmente les preocupa es poder trabajar, tener comandas, que se les respete su trabajo y que se les remunere según criterios justos y cumpliendo las condiciones establecidas, tanto por su parte como por la mía.