PINGTAN, viernes, 29 julio 2005 (ZENIT.org).- Haciendo uso de la violencia, personal de seguridad de China arrestó el pasado 25 de julio, hacia las 20.00 (hora local), al padre Lin Daixian, sacerdote de la parroquia de Pingtan en la diócesis de Fuzhou (en Fujian, sudeste del país), a un seminarista y a nueve feligreses.

La detención se llevó a cabo durante la celebración de una Misa privada en una casa particular en Pingtan, a la que asistían medio centenar de fieles que oraban por la recuperación de otro feligrés con cáncer, revela una nota que envió en la noche del jueves «The Cardinal Kung Foundation» a Zenit.

En el arresto del sacerdote, de la «Iglesia clandestina» --que reconoce la autoridad del Papa pero no está oficialmente aprobada por Pekín--, la policía «golpeó salvajemente a los feligreses, que intentaron en vano evitar la detención del padre Lin», denuncia.

De acuerdo con el comunicado, «en el procedimiento, muchos parroquianos fueron golpeados y sufrieron graves lesiones, incluyendo fracturas de huesos, dientes rotos, daños cerebrales que causaron severas inflamaciones y desvanecimientos y muchos otros tipos de daños».

La casa particular donde tuvieron lugar las detenciones fue completamente registrada y también gravemente dañada.

El padre Lin, el seminarista y nueve feligreses permanecen retenidos en el centro de detención de Pingtan; de los diez últimos no ha trascendido su identidad, apunta «The Cardinal Kung Foundation», que con sede en Stamford (Connecticut, EE. UU.) se dedica a la promoción de la libertad religiosa de la Iglesia católica en China.

Es la cuarta detención que, debido a sus creencias religiosas, sufre el padre Lin Daixian --de 40 años-- por parte del gobierno chino.

Ordenado sacerdote en 1995, el padre Lin sufrió su primer arresto el 18 de octubre de 2000, en relación con la canonización celebrada por Juan Pablo II de 120 mártires el 1 de octubre del mismo año.

La segunda detención se produjo el 15 de agosto de 2001; la tercera el mismo año, el 22 de noviembre.

«El gobierno chino ha declarado repetidamente al mundo que hay libertad religiosa en China. También ha declarado que esta libertad está garantizada por su Constitución». Pero «este tipo de detención de inocentes creyentes sigue produciéndose. Es otro ejemplo de la total indiferencia hacia la libertad religiosa por parte de la autoridad china», alerta Joseph Kung, presidente de la citada Fundación.

Advierte de que la persecución de católicos en China no sólo continúa, sino que «empeora y se hace más atrevida en un momento en que China está realizando un progreso económico significativo».

El gobierno chino, aún admitiendo la libertad religiosa en la Constitución, permite las actividades religiosas sólo en estructuras y con personal registrado en la Oficina de Asuntos Religiosos. Toda expresión de culto fuera de estos canales controlados es considerada ilegal y peligrosa para el orden público, explica la agencia especializada en el mundo Chino «AsiaNews» -del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras-.

«The Cardinal Kung Foundation» (www.cardinalkungfoundation.org) fue creada por el cardenal Ignatius Kung Pinmei (fallecido en marzo de 2000), obispo de Shangai que tuvo que exiliarse a los Estados Unidos.