CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 8 julio 2005 (ZENIT.org).- La crisis moral actual ha llevado a que muchos católicos no comprendan que no es posible comulgar y sostener políticamente el aborto u otros actos graves contra la vida, la justicia y la paz, señala el documento de trabajo del próximo sínodo de los obispos.
El «Instrumentum laboris» (documento de trabajo) servirá de base para las discusiones para la asamblea de sínodos del mundo que se celebrará en Roma del 2 al 23 de octubre sobre el tema «La Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia».
«Existen católicos que no comprenden porqué es pecado sostener políticamente un candidato abiertamente favorable al aborto o a otros actos graves contra la vida, la justicia y la paz. De esta actitud resulta evidente, entre otros aspectos, que está en crisis el sentido de pertenencia a la Iglesia y que no es clara la distinción entre pecado venial y mortal», explica el documento en el número 73.
El texto, en el que se basarán las intervenciones en ese sínodo, consta que muchos se acercan a la Eucaristía «sin haber reflexionado suficientemente sobre la moralidad de la propia vida».
«Algunos reciben la Comunión aún negando las enseñanzas de la Iglesia o sosteniendo públicamente opciones inmorales, como el aborto, sin pensar que están cometiendo un acto de grave deshonestidad personal y causando escándalo», añade.
Ante este panorama, el «Documento de trabajo» sugiere señalar «la conveniencia de dar siempre más relieve a la necesidad de la santificación y de la conversión personales y de enfatizar aún más la unidad entre la enseñanza de la Iglesia y la vida moral».
«Además, los fieles deben ser continuamente estimulados a tomar conciencia que la Eucaristía es fuente de la fuerza moral, de la santidad y de todo progreso espiritual», indica.
Por último, «considera de fundamental importancia poner de manifiesto en la catequesis el vínculo entre la Eucaristía y la construcción de una sociedad justa, a través de la responsabilidad personal de cada uno en la participación activa de la misión de la Iglesia en el mundo».
«En este sentido, una especial responsabilidad corresponde a los católicos que ocupan cargos relevantes en política y en varias actividades sociales», concluye.
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Jul 08, 2005 00:00