CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 22 julio 2005 (ZENIT.org).- El documento de preparación del próximo sínodo de los obispos sugiere «reconsiderar los cantos actualmente en uso» en la liturgia.

La propuesta aparece en el número 61 del Instrumentum laboris, el documento de trabajo para la asamblea de obispos de todo el mundo que se celebrará en Roma del 2 al 23 de octubre sobre el tema «La Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia».

Basándose en las respuestas de diócesis, religiosos, laicos… a un cuestionario mundial, el texto reconoce en el número 61 que «la música instrumental y vocal, si no posee contemporáneamente el sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza, se excluye a sí misma del ámbito sacro y religioso».

La música en la liturgia exige «expresión del verdadero arte, la correspondencia con los diversos ritos y la capacidad de adaptación a las legítimas exigencias, tanto de la inculturación como de la universalidad», señala.

Este documento de trabajo, hecho público el 7 de julio pasado, establece los argumentos a los que se referirán los obispos al tomar la palabra ante la asamblea.

Para afrontar la cuestión de los cantos litúrgicos, pide «favorecer, entre los músicos y los poetas, la composición de nuevos cantos, elaborados según los criterios litúrgicos, con un verdadero contenido catequístico sobre el misterio pascual, sobre el domingo y sobre la Eucaristía».

En particular, sugiere un redescubrimiento del canto gregoriano, pues «responde a estas exigencias y por ello es el modelo que debe ser tomado como inspiración, como ha dicho el Papa Juan Pablo II».

En el número 62, el texto constata que en las respuestas al cuestionario con el que concluían los «Lineamenta», primer texto preparatorio de este sínodo, «se lamenta la pobreza de las traducciones en lengua corriente de los textos litúrgicos y de muchos textos musicales, que carecen de belleza y muchas veces son teológicamente ambiguos y capaces, por lo tanto, de debilitar la doctrina y la comprensión del sentido de la oración».

El documento se refiere en particular a las misas para los jóvenes, señalando «la importancia de evitar aquellas formas musicales que no invitan a la oración, porque están sujetas a las reglas del uso profano».

«Algunos muestran demasiada ansiedad por componer nuevos cantos, como sucumbiendo a la mentalidad de la sociedad de consumo, sin preocuparse por la calidad de la música y del texto, descuidando fácilmente un insigne patrimonio artístico, que ha demostrado validez teológica y musical en la liturgia de la Iglesia», concluye.