CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 28 octubre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió este viernes a Nikolay Sadchikov, embajador extraordinario, y nuevo representante de la Federación Rusa ante la Santa Sede.
En el encuentro no se ha dado el tradicional discurso de intercambio de cartas credenciales, pues el Vaticano y Rusia no mantienen relaciones diplomáticas plenas.
El nuncio apostólico en Moscú, el arzobispo Antonio Mennini, también tiene el título de «representante» de la Santa Sede ante la Federación Rusa.
Sadchikov ha sido representante de Moscú ante las Naciones Unidas, Gran Bretaña y Suecia.
El encuentro ha tenido lugar mientras el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones con los Estados, visita Rusia por primera vez en respuesta a una invitación efectuada por el ministro de Exteriores, Sergej Lavrov.
En una entrevista, el arzobispo ha explicado que el objetivo de su viaje es conocer mejor «la posición y el juicio del gobierno ruso acerca de diversos problemas internacionales y dar a conocer el punto de vista de la Santa Sede».
En declaraciones al semanario católico «Svet Evangelja», añade que con su visita quiere visitar también al arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, y a la «dinámica comunidad moscovita católica para llevarles el saludo afectuoso y la bendición particular del Santo Padre».
«La comunidad católica de fieles rusos es ciertamente, un pequeño rebaño, pero es un pequeño rebaño plenamente ruso que cuenta con una historia secular, caracterizada por pruebas dolorosas, soportadas con coraje ejemplar de fe», reconoce el arzobispo.
«Sin querer modificar de forma alguna el peso de las cifras y, reconociendo claramente el papel de la Iglesia ortodoxa en la historia de la nación rusa, no se puede transigir sobre el principio de la «igual dignidad» y de la «igual libertad»», añade.
El prelado reconoce la posición preeminente de la Iglesia Ortodoxa en Rusia, pero explica que la comunidad católica rusa debe «poder vivir y testimoniar su propia fe religiosa, caracterizada de forma específica por la unión con el obispo de Roma y con la Iglesia universal, en el ámbito de aquellos derechos fundamentales reconocidos por la Declaración universal de los derechos del hombre de 1948 y por la Convención Internacional sobre derechos civiles y políticos de 1966».
El arzobispo ha concedido además una entrevista a la agencia «Blagovest-Info», en la que afronta «las dificultades» en las relaciones entre la Iglesia católica y la ortodoxa, aclarando que desde su punto de vista están originadas sobre todo por «la dolorosa incapacidad de elaborar un lenguaje común para afrontar las diferencias y solucionarlas».
«La Iglesia católica en Rusia, junto con la representación pontificia en Moscú –anuncia– está siempre dispuesta a examinar, junto con la Iglesia ortodoxa, los motivos y las ocasiones de contrastes y, a veces, de malentendidos, para intentar resolverlos en espíritu sobrenatural».
Según Lajolo la visita del Papa a Rusia sería «un evento ecuménico muy significativo e importante» y debería tener «un carácter principalmente espiritual».
«No creo que el Santo Padre Benedicto XVI realice una visita que, en vez de contribuir a una mayor comprensión y concordia sobre todo en ámbito cristiano, pudiera ser en cambio causa de tensión o descontento», considera el prelado.