LONDRES, 1 de octubre de 2005 (ZENIT.org).- Los extremistas ingleses empeñados en paralizar las pruebas de laboratorio que utilizan animales se apuntaron una victoria reciente en la larga batalla que vienen luchando. La granja Darley Oaks en Newchurch, Staffordshire, anunció que planea acabar con la crianza de cerdos de guinea tras ceder a una campaña de intimidación que ha durado 6 años, informaba la BBC el 23 de agosto.

Una de las acciones más recientes que llevaron a esta decisión fue el robo del cuerpo de un miembro de la familia del cementerio local, el pasado octubre. Durante años, los propietarios de la granja, la familia Hall, han sido objeto de llamadas telefónicas amenazadoras, avisos de bomba, y ataques incendiarios. Las tiendas y negocios locales también han sido blanco, para forzarles a evitar todo comercio con la granja.

Comentando el acontecimiento a la BBC, la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI) afirmaba que la decisión era «deplorable pero comprensible». El director de ABPI, Philip Wright, afirmó que los cerdos de guinea han sido esenciales en la investigación de enfermedades respiratorias que han conducido a medicinas apropiadas.

La Universidad de Oxford también ha sido objeto de ataques de los activistas de derechos de los animales, informaba el 15 de agosto el periódico Independent. La universidad planea construir una importante laboratorio de investigación, pero la construcción se suspendió el año pasado después de que el principal contratista, Montpellier, fuera echado del proyecto por la intimidación de los extremistas.

La organización que encabezó las protestas contra el laboratorio de Oxford, Speak, tiene ahora como blanco las empresas y fundaciones que contribuyen con fondos a la universidad. La Universidad de Oxford afirmó que estaba preocupadas por estas últimas tácticas, añadiendo que algunas empresas que habían aparecido previamente en la página web de Speak sufrieron daños criminales a la propiedad.

En julio, la universidad también sufrió un ataque incendiario en el pabellón de barcos deportivos de los estudiantes que causó 500.000 libras (906.000 dólares) en daños. El Animal Liberation Front se responsabilizó del incidente.

Según el artículo de Independent, el gobierno británico ha dicho que apoyará la construcción de la instalación de investigación, que es necesaria para la investigación de problemas como el cáncer, el VIH/Sida y el Alzheimer.

<b>Quebrantar la ley

Durante un encuentro el pasado verano, los extremistas de derechos de los animales prometieron continuar su campaña, informó el 17 de julio el periódico Telegraph. Cerca de 200 activistas estuvieron presentes en Kent en el Encuentro Internacional de Derechos de los Animales 2005.

Uno de los que intervinieron en el encuentro fue Steven Best, un profesor de filosofía de la Universidad de Texas en El Paso. Best se describió a sí mismo como un simpatizante del Animal Liberation Front, que está considerado un grupo terrorista en Estados Unidos.

Dijo a los oyentes: «Nuestro poder no está en el derecho a votar sino en el poder de parar la producción. Quebrantaremos la ley y destruiremos la propiedad hasta que ganemos». Best comparaba la lucha por los derechos de los animales con la lucha contra la esclavitud y defendió que la violencia es moralmente correcta si la causa es justa.

A los presentes en el encuentro se les dio instrucción en combate sin armas y en vigilancia, así como consejo sobre cómo llevar a cabo una «acción directa» en nombre de la liberación animal, informó el Telegraph.

Los activistas ya habían emprendido un montón de acciones antes del encuentro, como informó el 25 de junio el periódico Guardian. Durante las semanas precedentes, los extremistas lanzaron una campaña de incendios contra personas relacionadas con el Huntingdon Life Sciences, un laboratorio de investigación que usa animales. Huntingdon ha sido objetivo durante muchos años de los grupos de derechos de los animales.

Hace poco que entró en vigor una ley según la cual los extremistas podrían enfrentarse a penas de prisión de cinco años por «sabotaje económico». Los efectos de la ley están todavía por verse.

Terroristas en Estados Unidos
Los extremistas también se muestran activos en Estados Unidos. Un reportaje del 9 de mayo en el Washington Post describía cómo son objetivos suyos las familias de los ejecutivos de las empresas farmacéuticas. La esposa de un ejecutivo sufrió cómo destrozaban su coche, y robaban sus tarjetas de crédito y las utilizaban para donaciones caritativas no autorizadas.

Los activistas del Animal Liberation Front tienen como objetivo a Forest Laboratories Incorporated como parte de su campaña contra uno de los contratistas de la empresa, Huntingdon Life Sciences. Según el Post, el FBI y la policía de Nueva York han lanzado una investigación sobre los ataques a 30 empleados de Forest Laboratories en el área metropolitana de Nueva York.

John Lewis, asistente para contraterrorismo del director del FBI, declaró ante el comité del senado que los activistas de derechos del medioambiente y de los animales son la mayor amenaza terrorista doméstica de la nación, según un reportaje del 18 de mayo en Associated Press.

El FBI declaró que 35 de sus 150 oficinas han abierto investigaciones, con activistas que afirman la autoría de 1.200 crímenes desde 1990 hasta mediados de 2004. Los funcionarios dicen que los incidentes han causado más de 110 millones de dólares en daños. El mayor incidente fue el incendio de un edificio de cinco plantas en construcción en San Diego, California, en agosto del 2003 que causó 50 millones de dólares en daños.

Y, como en Gran Bretaña, los laboratorios universitarios están siendo objetivos, informó el 9 de junio el Chicago Tribune. Uno de los últimos incidentes fue la irrupción en los Laboratorios Spence de la Universidad de Iowa, el pasado noviembre. Según el artículo, han sido objetivos los laboratorios de investigación animal de la Universidad de Minnesota; la Universidad de California, San Francisco; la Universidad Occidental de Washington; y la Universidad Estatal de Louisiana.

Defender la investigación
Frente a los continuos ataques de los extremistas, la Research Defense Society salió en defensa de las pruebas animales, informó el 24 de agosto la BBC. Más de 500 científicos y doctores británicos firmaron una declaración indicando que una parte «pequeña pero vital» de la investigación médica implica a animales. Los firmantes incluyen a tres premios Nobel, 190 miembros de la Royal Society y del Medical Research College, y 250 profesores universitarios.

La declaración indica que los investigadores deben obtener las ventajas médicas y científicas que los experimentos animales puedan proporcionar. Pero también pide que los científicos traten de salvaguardar el bienestar del animal y minimizar el sufrimiento. Donde sea posible, los experimentos animales deben ser reemplazados por métodos que no los utilicen, y debe reducirse el número de animales para investigación.

A principios de año, el arzobispo de Bolonia, Italia, monseñor Carlo Caffarra, entró en el debate sobre la relación entre animales y humanos. En un discurso, pronunciado el 15 de enero ante la escuela de medicina veterinaria de la Universidad de Bolonia, defendió que es importante tener en mente la «diversidad esencial» entre hombres y animales.

La persona humana, a diferencia de los animales, tiene una vida espiritual basada en el alma y no debería reducirse al nivel del mundo natural que nos rodea. Esto no significa que no tengamos nada en común con los animales, explicaba el arzobispo. Más bien, lo que tenemos en común con los animales no es lo que nos hace personas, afirmaba.

Esta superioridad justifica el uso de animales por hu manos, afirmaba el prelado. Al mismo tiempo, reconocía que los animales también son criaturas de Dios y que nuestro dominio sobre ellos no debería ser violento. Esto no significa, sin embargo, que los animales tengan derechos. Los derechos son algo que debería reservarse para la categoría de las relaciones entre las personas.

En lugar de basar nuestro comportamiento con los animales en el concepto de derechos, deberíamos basarlo en la racionalidad de la persona humana, sostenía monseñor Caffarra. El actuar razonablemente en nuestras relaciones con los animales, afirmaba, nos lo debemos a nosotros mismos como humanos.