Es la sugerencia que el pontífice recoge en el mensaje que ha enviado con motivo de la 92 Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, que se celebrará el 15 de enero de 2006, presentado este viernes a la prensa por el cardenal japonés Stephen Fumio Hamao, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes.
En la misiva el Santo Padre analiza la situación de los emigrantes que «piden asilo y de los refugiados» y pide interrogarse acerca de las razones que los han impulsado a huir de su país de origen.
«La Iglesia contempla este mundo de sufrimiento y de violencia con los ojos de Jesús, que se conmovía ante el espectáculo de las muchedumbres que andaban errantes como ovejas sin pastor», explica el obispo de Roma.
«Esperanza, valentía, amor y también «creatividad de la caridad» deben impulsar el necesario compromiso, humano y cristiano, para socorrer a estos hermanos y hermanas en sus sufrimientos», señala.
En particular, recuerda que «sus Iglesias de origen deben manifestarles su solicitud con el envío de agentes pastorales de su misma lengua y cultura, en diálogo de caridad con las Iglesias particulares de acogida».