MADRID, 6 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- «Las grandes cosas suceden con acontecimientos que nos sacan de nuestros caminos, por trayectorias que nos descolocan, que llevan a dónde no sabes que estás, pero en las que encuentras aquello que tienes que encontrar», dijo la directora de la Institución Teresiana a los jóvenes españoles de esta asociación internacional, reunidos en Loeches, Madrid, los días 29 a 31 de octubre.
La catedrática de Universidad Loreto Ballester, aludiendo a las Jornadas Mundiales de la Juventud, presididas por Benedicto XVI en Colonia, Alemania, y su lema basado en el camino de los Reyes Magos («Venimos a adorarle»), invitó a estos jóvenes españoles a perderse por Jesús pero en comunión eclesial: «Yo acepto perderme con vosotros. Sola, no», subrayó la directora general.
Tres líneas de acción, un nuevo Equipo Nacional de Jóvenes y el deseo de seguir compartiendo el sueño de san Pedro Poveda con otros jóvenes, fueron los resultados de la Novena Asamblea Nacional del movimiento juvenil de la Institución Teresiana en España.
«¿Estamos dispuestos a perdernos juntos? ¿A entrar en unos caminos que no son las lógicas guiadas y planificadas?», les preguntó Loreto Ballester.
Evocando la experiencia de los Sabios de Oriente, y recordando el lema de estas jornadas, «Seguid conmigo, cuento con vosotros», Loreto Ballester afirmó que en la vida, de vez en cuando, hay que perderse.
«Los Magos de Oriente tuvieron que aprender a perderse, aprender a no saber por dónde andaban, perderse de sí mismos para, precisamente, encontrarse.»
Los tres días fueron la culminación de un proceso, iniciado en diciembre del 2004, con el trabajo en grupos del documento «El seguimiento de Jesús y la realidad nos apremian». Con este instrumento de trabajo, analizaron certezas, dificultades y retos, así como los pasos concretos que están dispuestos a dar para invitar a otros jóvenes a unirse a esta experiencia de fe y compromiso evangélico.
«Hemos recibido unas raíces fuertes en esta comunidad de creyentes que es la Institución Teresiana, afirmó Antonia Martín, coordinadora del movimiento juvenil de la Institución Teresiana en España, a los jóvenes reunidos.
«Son palabras sobre las que afianzarnos cuando lleguen las dificultades sociales y personales», dijo.
«Contamos con un sitio para cada uno y para cada una» recordó, porque como dice Pedro Poveda «aquí no somos uno y los demás comparsa».
San Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, sacerdote y educador, fue canonizado por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003, en Madrid, por sus virtudes heroicas y la entrega de su vida por la fe el 28 de julio de 1936, en la capital española.
Antes de 1911, inició en Gijón y Oviedo una experiencia educativa con jóvenes maestros, conocida como la Obra de las Academias, que culminó en la Asociación internacional que hoy está presente en treinta países de cuatro continentes, impulsando fundamentalmente el compromiso personal de sus hombres y mujeres en el corazón del mundo, para insuflar dentro del mismo los valores del humanismo cristiano, así como programas y centros que realicen hoy el proyecto sociocultural de san Pedro Poveda, iniciado al alba del siglo XX con los habitantes de las cuevas de Guadix, España, ya siendo seminarista.