HANOI, miércoles, 30 noviembre 2005 (ZENIT.org).- Miles de fieles acudieron a la catedral de Hanoi a la ordenación presbiteral de 57 diáconos vietnamitas, conferida el martes por el cardenal Crescenzio Sepe –prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos--, estos días de visita pastoral en Vietnam por invitación de la Conferencia Episcopal del país.

«Habéis recibido la llamada del Señor a ser sacerdotes y el privilegio de continuar con Él su misión salvadora en esta tierra --dijo el purpurado a los ordenandos--. La ordenación sacerdotal os otorga la autoridad y el deber de proclamar el Evangelio de Jesús y de predicar en nombre de la Iglesia».

Ése será precisamente uno de los compromisos para estos nuevos sacerdotes, en un país de más de 80 millones de habitantes, de los que más del 80% no practica credo alguno. La cifra de católicos en Vietnam ronda los 6 millones.

«Predicar el Evangelio no es hacer proselitismo, en el sentido negativo que se atribuye a menudo a la evangelización, sino que es compartir la alegría y la verdad que nosotros cristianos llevamos a los hermanos no cristianos», subrayó el cardenal Sepe, según cita el órgano informativo «Fides» del dicasterio que preside.

Igualmente les recordó la importancia de la oración, siguiendo el ejemplo de Jesús. «Si nosotros no permanecemos unidos a este manantial, nuestra vida sacerdotal está destinada a morir», alertó.

El purpurado dio las gracias a los padres y familiares de los nuevos sacerdotes «por haberlos ofrecido al servicio de la Iglesia».

Igualmente invitó a santificar la familia y a defenderla de todas las influencias perjudiciales de la sociedad consumista y egoísta, y a «conservar celosamente la buena tradición de la familia vietnamita en la que la piedad familiar y el respeto de las personas ancianas continúan siendo muy profundas».

El purpurado llevó el saludo de Benedicto XVI a los miles de peregrinos que llenaban la catedral de Hanoi, cuya plaza no fue suficiente para dar cabida a más miles, también fieles de localidades distantes, que acudieron al «histórico» evento. En la larga ceremonia no se registró presencia de delegación gubernativa alguna; sí en cambio de numerosos policías de paisano entre la multitud, describe «AsiaNews».

En la tarde del martes, el cardenal Sepe además se reunió con sacerdotes, religiosos y religiosas en la Catedral de la diócesis de Hung Hoa y les recordó el «lugar especial» que ocupan en la oración del Santo Padre y en la suya propia, recoge «Fides».

La víspera, el prefecto del dicasterio misionero se había reunido con los obispos de la provincia eclesiástica de Hanoi, recomendándoles en particular el tema de la formación --de los seminaristas, sacerdotes, catequistas, laicos— y la gran atención que se debe dar a los jóvenes, a las familias y a la evangelización.

La ordenación de los 57 diáconos ha sido uno de los momentos centrales del programa del purpurado, en el país asiático desde el 28 de noviembre; otro acontecimiento clave será la celebración de la erección de la nueva diócesis (Cf. Zenit, 22 noviembre 2004), con la toma de posesión del primer obispo de Bà Ria, monseñor Thomas Nguyên Vãn Trâm, en la catedral de la ciudad.

El itinerario lleva también al cardenal Sepe por las archidiócesis de Hué y Hochiminh City. En su agenda figuran visitas al primer ministro vietnamita, Phan Van Kai, y a los miembros de la Comisión para Asuntos Religiosos.

La Iglesia en el contexto vietnamita

La Santa Sede y Vietnam no tienen relaciones diplomáticas, pero hace años que siguen un camino de reacercamiento que ha permitido superar al menos en parte los mayores problemas de los católicos vietnamitas --explica un «dossier» que ha difundido el dicasterio misionero a través de «Fides»--.

En efecto, en los últimos años se han seguido visitas a Vietnam de una delegación de la Santa Sede. «La impresión general es que las autoridades vietnamitas están más abiertas y más cordiales», expresa el documento.

En cualquier caso apunta que permanece por parte de las autoridades un cierto control sobre el personal de la Iglesia, sobre todo sobre el nombramiento de los obispos; por lo demás, la Iglesia tiene libertad religiosa, pero limitada.

Tras el encuentro de julio de 2005, cuando una delegación vietnamita fue recibida en el Vaticano, se expresó «el deseo de que se avanzara rápidamente hacia una normalización de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam», cita el informe.

La noticia de la creación de la nueva diócesis llegó a los cuatro meses de esta visita.

En la República Socialista de Vietnam existen actualmente 6 seminarios mayores interdiocesanos (en Hochiminh City, Can Tho, Nha Trang, Hué, Vinh Thanh y Hanoi) con 1.580 seminaristas. Aunque las vocaciones son numerosas el gobierno impone un número cerrado para cada seminario. Además, el problema de la falta de formadores se hace sentir.

Los obispos han solicitado la apertura de otros dos nuevos seminarios mayores interdiocesanos en Xuan Loc y Thai Binh.

Una elevada práctica religiosa (80-90%) se registra entre los cerca de 6 millones de católicos de Vietnam. Sus 3 archidiócesis y 23 diócesis son atendidas por 39 obispos, 2.212 sacerdotes diocesanos y 521 sacerdotes religiosos, según cifras de «Fides». 1.778 religiosos, 11.443 religiosas, 1.395 misioneros laicos y 50.605 catequistas se suman a la labor de la Iglesia local.