LONDRES, 12 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- En Gran Bretaña se han suavizado las restricciones que rigen la fertilización in vitro. Al anunciar los cambios el 3 de noviembre, la entidad reguladora Human Fertilization and Embriology Authority (HFEA) declaró que los cambios significarán «un mejor sistema de protección del bienestar de los niños».

Los cambios implican normas relacionadas con el proceso de aprobación para las parejas que buscan tener hijos utilizando la fertilización in vitro. La Ley de Fertilización Humana y Embrionología de 1990 especifica que las clínicas tienen que hacer una valoración del bienestar de cualquier niño o niños existentes, antes de que puedan proporcionar tratamiento a una mujer.

La HFEA ha revisado y reducido en general las directrices que las clínicas deben seguir. Después de un periodo introductorio, las directrices entrarán en vigor en enero. Suzi Leather, miembro de la HFEA, describió los cambios como «más justos» para los pacientes, al reducir elementos engorrosos e intrusivos.

Entre las directrices que se han relajado está la eliminación de la necesidad de un «compromiso para criar los hijos». Tampoco es ya una condición la obligación de considerar la edad de los pacientes. Ni se tomará en consideración la estabilidad de la relación entre la pareja que busca tratamiento.

Otra condición eliminada es la necesidad de recibir la aprobación del doctor de cabecera antes de recibir el tratamiento de fertilización in vitro. La tarea de evaluar la adecuación del paciente se delega ahora a los médicos de la misma clínica de fertilidad.

Organizaciones de apoyo a la familia han criticado algunos de los cambios, informaba el 3 de noviembre el periódico Scotsman. Norman Wells, director del Family Education Trust, sostenía que la estructura familiar tradicional es un factor importante para el bienestar del niño.

Dos madres

Incluso antes de que se relajasen las condiciones para el tratamiento de fertilización in vitro ya había preocupación por las aprobaciones concedidas. El 8 de septiembre la BBC informó de que se había dado permiso a científicos para crear un embrión humano que tendrá material genético de dos madres.

Un equipo de la Universidad de Newcastle transferirá material genético creando al fusionarse un óvulo y un espermatozoide en el óvulo de otra mujer. El objetivo es prevenir que las madres puedan traspasar a sus bebés algunas enfermedades genéticas.

El experimento no conducirá, de momento, a un embarazo, dado que el óvulo fertilizado resultante será eliminado en sus primero estadios de desarrollo. Josephine Quintavalle, de la organización Comment on Reproductive Ethics, criticó la aprobación dada al proyecto por la HFEA. «Esto es estar jugando con una vida humana temprana», declaró.

Y aunque existan normas, no siempre se siguen. Ésta es la conclusión de un estudio sobre si las clínicas en Canadá están cumpliendo con sus obligaciones bajo legislación federal. Un artículo, publicado en octubre en la Journal of Obstetrics and Gynaecology Canada, encontró que sólo una de las clínicas cumplía plenamente con las leyes que rigen el uso de embriones humanos congelados en la investigación con células madre.

El artículo, «Elegibilidad de los Embriones Humanos Criopreservados para Investigación con Células Madre en Canadá», fue escrito por Françoise Baylis y Natalie Ram. Un extracto del artículo publicado en la web de la revista observaba que 10 de las 14 clínicas que contestaron a su cuestionario permiten la donación de embriones crioconservados para investigación.

No obstante, sólo 3 de estas 10 clínicas satisfacen por escrito los requisitos de acceso para la investigación de embriones en el momento del consentimiento inicial para la crioconservación y futura disposición de los embriones. Y sólo una de las clínicas identifica específicamente la opción de investigación con células madre embriónicas.

También ha suscitado preocupación en el estado australiano de Queensland el hecho de que un doctor ayudara a una mujer a quedarse embarazada con una segunda serie de cuatrillizos. Según un reportaje del 5 de junio del periódico de Queensland, Sunday Mail, el doctor Warren DeAmbrosis del Queensland Fertility Group llevó a cabo el tratamiento en Dale Chalk.

Algunos de sus colegas expresaron su cólera diciendo que había un «enorme riesgo» para la supervivencia y salud de los bebés. Pero DeAmbrosis defendió sus actos. «Esto es muy raro. No es buena medicina pero esto es una ciencia imprecisa», declaró al Sunday Mail. «Pude ver tres óvulos, así que había otro más que no pude ver o uno de ellos se dividió».

El primer grupo de cuatrillizos de Chalk, nacido tras un tratamiento de fertilidad en la misma clínica, tenía 9 meses en el momento de publicarse el artículo. El segundo grupo de bebés se espera para diciembre.

Riesgo de defectos

También surge la preocupación sobre los riesgos que el proceso de fertilización in vitro plantea para algunos de los niños nacidos. El periódico Australian el 28 de enero informaba de que bebés concebidos a través de las fertilización in vitro tenían un 40% más de posibilidades de sufrir defectos de nacimientos, incluyendo labio leporino, espina bífida y problemas de corazón.

Los datos proceden del Instituto Telethon para la Investigación de la Salud Infantil de Perth, Australia occidental. La conclusión se basa en el análisis de 25 estudios de todo el mundo.

Los resultados no indican la causa de los problemas. La investigadora Michelle Hansen declaró que los defectos podrían estar causados por el procedimiento de fertilización in vitro, o quizá porque las parejas que luchan por quedarse embarazadas podrían tener alguna condición médica subyacente que causara los defectos de nacimiento.

Entre las posibles causas relacionadas con el tratamiento de fertilización in vitro están la forma en que se manipula el óvulo, el esperma o el embrión, o los medicamentos que se administran para inducir la ovulación o mantener el embarazo, observaba Hansen.

Los resultados australianos han sido confirmados por investigadores de Estados Unidos, informaba el periódico británico Guardian el 19 de octubre. Los resultados se presentaron en una conferencia de la American Society for Reproductive Medicine, que tuvo lugar a mediados de octubre en Montreal. Jeffrey Nelson del Centro Reproductivo Huntingdon de California usó diagnosis genética de preimplantación para analizar 289 embriones creados a partir de donantes de óvulos sanos, todos con menos de 30 años. Encontró que el 42% tenía cromosomas dañados.

Otro estudio presentado en la conferencia, hecho por un equipo liderado por Paulette Browne del Centro Shady Grove para Genética de Preimplantación de Maryland, examinó embriones creados de donantes sanos entre 21 y 31 años. Encontró que había un 52% de probabilidades de anormalidades genéticas.

Un tercer estudio, de Peter Nagy, un experto en fertilidad de la clínica Reproductive Biology Associates con sede en Atlanta, encontró que las parejas jóvenes que se someten a un tratamiento de fertilidad tienen más probabilidades de tener defectos genéticos que los embriones creados de donantes sanos.

Falsas expectativas

Otro documento presentado en la conferencia de Montreal advertía de que las mujeres se estaban arriesgando a quedarse sin hijos debido a las falsas expectativas sobre el éxito de la fertilización in vitro, informaba el 20 de octubre el periódico británico Independent.

«Hay una increíble cantidad de expectativas falsas e irracionales sobre el tratamiento de fertilidad y lo que puede hacer», comentaba el doctor Richard Kennedy, de la Sociedad Británica de Fertilidad.

Declaró a la conferencia que los doctores son en parte culpables, debido a la forma en que hablan de la fertilización in vitro. El artículo observaba que la media de edad de las mujeres británicas en el momento de dar a luz su primer hijo ha subido de 22 años en 1971 a casi 28 años en el 2002, y la edad continúa subiendo.

Del 27 de febrero al 1 de marzo, la Pontificia Academia para la Vida celebrará su 12ª Asamblea General, sobre el tema «El Embrión Humano antes de la Implantación: Actualizaciones Científicas y Consideraciones Bioéticas». Las últimas noticias muestran que la academia tendrá mucho que considerar.