En Jerusalén la «kheilà», la pequeña comunidad de los católicos que ora en la lengua de Jesús, ha celebrado estos días el acontecimiento, una ocasión de la que se hizo eco en sus páginas el diario «Avvenire».

La «kheilà» ha festejado estas «bodas de oro» junto al Custodio de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, quien durante años ha seguido personalmente esta realidad pequeña «pero extremadamente significativa en tener viva la memoria del vínculo entre el cristianismo y sus raíces judías», se lee en el periódico católico italiano.

«La comunidad se formó a partir del 1948, cuando entre las familias que llegaban a Israel vinieron también matrimonios mixtos», explica el padre Apollinare Szwed OFM, polaco de 37 años, desde hace poco más de un año responsable para Jerusalén de la «kheilà».

Francófonos, alemanes, europeos del Este, en su mayoría cónyuges de judíos, para seguir viviendo su fe cristiana visitaban santuarios o frecuentaban escuelas católicas. «Se intentó hacer algo para ayudarles –añade el padre Apollinare--. Lo que les unía era el hecho de que, como residentes en Israel, hablaban hebreo».

Así fue como en 1955 se puso en marcha una atención pastoral «ad hoc» y se pidió a la Santa Sede poder utilizar esta lengua en la liturgia, «una concesión que, en tiempos de la Misa en latín, parecía difícil», apunta el diario.

Pero llegó la aprobación de Roma: el hebreo pudo ser empleado en algunas partes del rito, considerándolo como una lengua antigua de la Iglesia.

Actualmente estas comunidades de expresión hebrea en Israel son cinco: además de la de Jerusalén, están las de San Pedro y Santiago en Jaffa, la de Haifa y otra en Beer Sheva.

Por otro lado hay dos comunidades de rusos, los nuevos inmigrantes llegados a Israel en cientos de miles en los ’90; también entre ellos hay cristianos, descendientes de judíos o cónyuges de éstos.

Para la atención de este grupo en particular el Patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, ha pedido ayuda al arzobispo de Varsovia y primado de Polonia, el cardenal Józef Glemp. Algunos sacerdotes polacos que hablan ruso hacen seguimiento de estas comunidades.

A su vez, estas comunidades hacen de puente con la «kheilà», pues para los nuevos inmigrantes ahora es fácil orar en ruso, pero sus hijos hablarán hebreo.

En 2003 el Papa nombró al benedictino Jean-Baptiste Gourion obispo auxiliar del Patriarca latino de Jerusalén. Monseñor Gourion fue el primer prelado encargado de la atención pastoral de los fieles católicos de expresión hebrea residentes en el territorio de ese patriarcado. Fallecido el pasado junio, aún está pendiente de que se nombre a su sucesor.

La «kheilà» no desarrolla actividad proselitista alguna, pero tampoco cierra sus puertas a quien se acerca a la comunidad católica.